Por fin volví a sentir su piel
rozando la mía.
Las puntas de los dedos de mis
pies, juguetean en las grietas del viejo tronco reconvertido en cómodo sofá,
los grandes almohadones que sirven a la perfección en su función de colchón le
dan el confort necesario para dejar correr el reloj a su libre elección.
Hacia tanto que no disfrutaba con
su compañía. Me transmite una fuerza que recupera la mejor versión de mi
misma en el acto, tan solo su presencia es necesaria.
Puedo verla como con una tremenda
habilidad recoge su pelo en una alta coleta, debido a su enorme volumen
sobresale a ambos lados de su bien proporcionada cabeza.
Embadurna sus manos en su aceite de
Ylang-Ylang , su hechicero aroma floral con toques de madera, no demasiado
dulce como para resultar pesado, un perfumé que simplemente acabas anhelando.
Muy lenta y delicada, se sienta
tras de mi, cruzando sus piernas muy cerca de mi cabeza. Sus brazos se
extienden sobre mis costados, roza mis senos con el lateral de sus codos
mostrando su habitual timidez inicial , deja su manos reposar en mis caderas,
empleando la yemas de sus dedos para ejercer una leve presión surca mis crestas
iliacas, a un ritmo tan extremadamente lento que mis sentidos van reaccionando
pausada pero con creciente intensidad.
Mi respiración se comienza a
entrecortar, quiero hablarle, deseo oír salir los melodiosos sonidos de su
boca, pero el sentir sus manos sobre mi, me hace perder la cabeza, una
envolvente fuerza no me permite emitir palabra entendible, solo una consecución
de templados gemidos.
La palma de su mano amasa mi
vientre, puedo sentir como mis abdominales responden a la presión, tras pedirme
que suelte el aire comienza a oprimir mis costillas buscando sacar con el aire
de mis pulmones cada rastro de tensión.
Su paso por mis senos es fugaz, tan
solo deja sus manos un instante reposar en una especie de intercambio
energético entre ambas, su rostro desciende, para otorgarme el placer de un
cálido y romántico beso.
Como pretendiendo no aumentar en
demasía nuestra ya elevada pasión, realiza una serie de movimientos dirigidos a
relajar mis músculos pectorales. A cada presión de sus dedos en mi carnes, mis
músculos reaccionan recolocándose, el constante hormigueo que siento en el
cuello comienza a desaparecer.
Sus manos en el cuello son pura
poesía.
A pesar de la distancia con el mar,
puedo oír las olas rompiendo sobre la arena como si estuviésemos allí mismo.
Un escalofrió recorre toda mi
espalda cuando comienza a tirar suave, delicada, con una fragilidad que ella
solo domina, de mi nuca hacia ella, puedo respirar con mayor libertad, la
punzante presión que condicionaba algunos de mis movimientos parece
desaparecer. El calor de la palma de su
mano bajo mi cabeza ayuda aun mas a relajar mi musculatura.
Sumergiéndose bajo mi, avanza como
si mi peso corporal no respetase las normas establecidas por la gravedad,
parece serpentear sanando cualquier rastro de dolor que haya a lo largo de mi
anatomía.
El placer ascendente provoca que la
temperatura de mi cuerpo actue en concordancia. La noción del tiempo desaparece
de mi mente, dejándome una vez mas bajo su erótico influjo.
Teniendo sus brazos sumergidos bajo
mi en su totalidad, roza sus labios contra mis mejillas, susurrándome su amor
por cada detalle de mi cuerpo. Centímetro a centímetro llega de nuevo hasta mis
labios, su boca ardiente y carnosa, se acopla sobre la mía.
El desplazamiento de sus manos por
mis riñones, empuja los gemidos que se acumulan en mi profundo interior.
Amorosa y tierna, comienza ascender una vez mas clavando sus dedos en las
ondulaciones de mis costillas, recorriéndolas una a una. Sus manos delicadas,
se convierten en firmes puños que presionan mis axilas provocando el libre
movimiento de mis brazos.
Derramando gota tras gota sobre mis
senos y brazos, con una cadencia agobiante, a la que mi cuerpo reacciona
estremeciéndose con recato, prosigue alargando el momento hasta que abro los
ojos penetrando con mi mirada los suyos indicándole que devolviese sus manos a
mi piel.
Obediente, como no suele ser normal
en ella, su tiernas y perfumadas manos vuelven a ejercer la labor para la cual
estaban concebidas, masajeando con seguridad y dulzura lo zona exterior de mis
pechos, que visiblemente excitados muestran mis pezones oscurecidos y
pétreos. Deslizándose, arriba y abajo,
combinando deslizamientos ligeros con tan solo la yema de sus dedos con firmes
contracciones en las cuales situando la manos extendidas sobre mi busto a
semejanza de un corsé presiona mi caja torafica obligándome a expulsar hasta el
ultimo suspiro de aire.
Empiezo a sentir el silencio en mi,
cada uno de mis pensamientos comienza a desaparecer.
Poder gozar con el movimiento de
sus finos y ágiles dedos sobre mi cara, estimula mis sentidos como si de la
zona mas erógena de mi cuerpo se tratara, el contacto sobre mis labios, mis
pómulos, mi barbilla, los músculos de la mandíbula, bombardeaba endorfinas por
físico.
El final de este momento fue marcado
por un beso con sabor a dulce caramelo.
Mientras deja un sedoso y acogedor
pareo sobre mi, y susurrarme que la aguardara un par de minutos, que enseguida
volvería, cubre mis ojos con un pañuelo de la misma noble tela.
Casi con un sollozo le ruego que no
pare, necesito su contacto mas que nunca....demasiadas sensaciones en los
últimos días estan llevando mi cuerpo a un mundo casi olvidado, donde los
placeres del cuerpo se desarrollan uniendo fantasía y realidad.
- Shhhhhhhhhh – es lo único que
dice, emitiendo un sonido casi inaudible.
Antes que mi mente vuelva a reaccionar, siento sus pisadas sobre los
gordos escalones de madera, como una gacela por las praderas, avanza fugaz
hasta situarse junto a mi.
- Me has echado de menos cariño?
- Desde el momento que te fuiste –
contesto sonriente igual que siempre que estoy a su vera
- Continuemos entonces – su voz a
adquirido ese punto dominante que tanto hace disfrutar a mi cuerpo – gírate
corazón, le toca el turno a tu espalda...
Sin realizar preguntas, sumisa,
situó mi cuerpo en la posesión indicada, con la intención de estirar mis
vértebras lumbares, coloca una almohada bajo mi vientre, elevando y exponiendo
mis zonas intimas tras quedar mis nalgas expuestas.
Colocándose tras de mi para empezar
tan placentera labor, no puede evitar morder intensamente mis glúteos
- Me encanta marcar mi territorio -
con una voz tan tierna que no puedo creer que fuese la misma mujer que acababa
de hincar sus dientes sobre mi piel.
Tras esparcir la dosis de aceite
correspondiente sobre mi espalda, glúteos y piernas, una ráfaga eléctrica
recorre toda la longitud de mi cuerpo naciendo de un solo origen, la presión de
sus puños en el centro de mis glúteos, coincide con la zona mas sensible del
nervio ciático, espasmódicas contracciones tienen lugar en mis piernas y
nalgas, un placer mezclado de dolor, que deseo no tenga fin.
Pasan los minutos y Bianca,
conocedora de la anatomía humana, tanto femenina como masculina, a conseguido
transformar mi ardiente pasión en un manso sueño.
La calidez que emiten sus manos
desprenden sustancias sedantes a su paso, las cuales cumplen a la perfección
con su misión, me encuentro totalmente entregada a sus deseos, jamás pude
resistir a sus encantos.
Se coloca justo detrás de mi,
cuando estando situadas sus manos sobre mis caderas, sus rodillas conectando
con mis muslos por la zona exterior, y
sus pies aferrándose fuertemente por encima de mis gemelos siento una inédita
presión sobre mi sexo.
Vuelvo mi cara buscando entender.
Algo no cuadra es ella, esta tal y
como había estado cinco minutos antes.
No es una de las tantas veces que
tras excitar lo mas profundo de mi ser, Philippe se une aportando toda su
explosiva sexualidad.
Su gesto inmutable, solo cambia
para lanzarme desde sus provocadores labios, un beso que siento llegar de
inmediato.
Giro nuevamente mi cara dejándola
reposar contra la mullida almohada.
La presión desaparece, continuando
Bianca sus etéreos movimientos.
Morbosa como le gusta ser, la
amenaza vuelve hasta mi húmeda hendidura, no lo puedo comprender, aunque
tampoco me esfuerzo en conseguirlo. Como si fuera un verdadero miembro
masculino, siento como se deslizaba pausado desde mi jugosa vulva hasta mi zona
anal, intento girarme, pero me susurra que no me debo preocupar, no hará nada
que no me guste, deja su cuerpo caer sobre el mío, siento como alojada entre
mis nalgas, una presencia masculina me hace arder en deseos.
Puedo oler levemente como una
fragancia a mora llega hasta mi, pero al contrario que otras veces, esta vez se
derrama sobre el orificio prohibido y resbala hasta lo mas caliente de mi ser.
El aceite comestible es una de mis debilidades, me encanta cubrir un cuerpo
desnudo y sumergir mi lengua en el universo del sabor.
Una punzada recorre mi espina
vertebral en dirección a mi cabeza. Con
una habilidad digna de una maestra del sexo, su recién adquirido miembro viril,
comienza a dilatarme, a pesar de mi mente no poder entender, todo el resto de
mi cuerpo sucumbe sin remedio.
- Ya se lo que se ocultaba bajo los
envoltorios de papel...
El recorrido que emprenden sus
manos subiendo por mi espalda hacia mi cuello, vuelve a desconectar mis
alarmas.
Una vibración, natural, casi
humana, azota mi ardiente sexualidad, provocando un extraño placer, es un
placer intimidador, no solo es puro
gusto, si no un momento sobrecogedor, donde intercambiando el sentido y
significado de uso, me dejo llevar absorta por el puro deseo.
Lenta y metódicamente, introduce
milímetro tras milímetros, en un delirante juego de tira y afloja.
-Te amo corazón, disfruto
tanto..... – sabe que su voz me ganara ahora y siempre, por eso, no duda de
usarla en su ventaja.
- Hazme tuya Bianca...
La con anterioridad lentitud con la
que me penetraba, se transforma en una serie de profundas acometidas, donde
apoderándose el mas lujurioso de los deseos de todo mi sistema nervioso, puedo
sentir como se acopla a mi con tremenda facilidad, un desmedido orgasmo grita
por salir de mi interior, desatando la locura por mi boca, una consecución de
gemidos y suspiros salen atropelladamente perdiéndose en el universo.
Sus manos vuelven a deleitarme,
pero esta vez el instrumento que toca es mi endurecido y palpitante clítoris,
llega hasta el apareciendo de la nada, sus movimientos parecen imperceptibles,
pero una electricidad magnética viaja desde sus dedos hasta mi sexo.
Aunque no puedo creerlo, mi amante
y compañera, adaptable y camaleónica, hunde su miembro en lo mas profundo de mi
anatomía. Siempre supe que su lado masculino estaba muy desarrollado, era algo
sublime.
Continua penetrándome, delicada y
firme, lenta y suave, mientras unos maravillosos e intensos orgasmos,
evidenciaban mi creciente receptividad.
- Quiero verte cariño! – exclama
imponente, obligandome a girar hasta quedar cara a cara, tras bajar mi vista, veo
como de su zona pélvica, un generoso y precioso aparato masculino de un tierno
color rosa, se muestra ante mis ojos desafiante, aferrado a ella gracias a un
cinturón que recorre toda su cintura.
Tras colocar todo mi cuerpo
extendido boca arriba, elevo mis piernas sobre sus hombros, con un ritmo y una
intensidad propia del mas salvaje macho, continua usando mi feminidad. Nuestros
recién adquiridos roles, empiezan a compaginarse a la perfección, sus
movimientos van acompasándose con el contoneo de mis caderas, siento como me
envuelve un torbellino de éxtasis.
Enajenada o cuerda, el libidinoso
encuentro parece ser infinito.
¿Qué motivo me a llevado a perderme
semejante delicia? Una oleada de dicha y felicidad sacude mi cuerpo, pidiéndole
cándidamente como si de un varón se tratase que se corriese en mi interior, la
caricia que su dedo gordo propicia sobre mi ya sobreexcitado clítoris, me
provoca tal corrida que toda la extensión de su juguete rosa es nuevamente
lubricado, resbalando en mi interior con una facilidad asombrosa, sacando hasta
el ultimo centímetro, deliciosa, recoge la mayor cantidad del espeso fluido que
ante mi perplejidad sale de mi vagina.
Abrazadas, saciadas, sudadas, caemos en los mas profundos sopores
oníricos , sintiendo nuestra alma rebozar de felicidad y plenitud. Ver parte 5
Ver parte 7
Wald Elfi
Hace unos días que no vengo pero he hecho un pequeño repaso dentro del poco tiempo que tengo. Sabes que me gusta mucho cómo escribes y agradezco que publicites tus entradas en la Comunidad porque eso me permite venir y disfrutar de tus letras.
ResponderEliminarBesos.
El placer es y sera siempre nuestro de poder compartirlos con ustedes, muchas gracias por dedicarnos parte de tu tiempo, la escritura es una afición completamente nueva para nosotros y tus comentarios nos motivan para continuar.
EliminarBesos y un fortísimo abrazo.