Bienvenid@s a el Baúl de Elfi, un lugar donde explorar el erotismo y la sensualidad con los cinco sentidos.

lunes, 19 de enero de 2015

La Calidez. Parte 5

La ducha me resultaba tremendamente reparadora, el ritmo cardiaco que sacudía mi corazón parecía no terminar nunca, subí la intensidad del agua caliente buscando relajar mi cuerpo, la sutilidad con la que se desarrollaban los acontecimientos me permitía aun mas disfrutar con los tórridos recuerdos que se acumulaban en mi cabeza, Dudu y Regina habían quedado grabados en mi, volvían una y otra vez a mis pensamientos, podía verlos perfectamente ante mi, sentir su imponente presencia llena de ardiente intensidad. En lugar de conseguir la relajación pretendida, nuevamente mis manos mas que limpiar mi cuerpo, dedican por toda mi piel la mas delicadas de las caricias, mi respiración se vuelve acelerada, cierro los ojos deseando liberar mi mente, volar libre y soltar todos mis amarres, para desvanecerme en un placer infinito, propio, aturdido por la presencia de tan eléctrica pareja, que conocedores de los mas sublimes placeres, compartieron junto a nosotros tan explosivo momento.

Mis rodillas tiemblan, cuando desde la planta inferior, un susurro conocido llega hasta mis oídos.
Junto a la voz de Philippe, la mas sublime de las voces vuelve a entrar dentro de mi, revolviendo en mi estomago un torbellino emocional, me hace cuestionar mis propios sentidos, no puede ser, en teoría es imposible, si mismamente ayer por la mañana me dijo que este año no podríamos vernos.
Acabe de tomar mi ducha lo mas veloz que pude , no podía dar pausa al caudal de pensamientos y emociones que me recorrían, agarrando la toalla salí del baño buscando la escalera, quería confirmar a mi oído, no podía ser una imaginación, era su voz.....
                       
Su magnetismo animal seguía intacto, mi fiera salvaje, mi maestra y confesora, llenaba cada porción de mi retina con una imagen la cual me había hecho a la idea de no ver.

- Pero tu que haces aquí? – dejando caer su toalla mientras extendía sus brazos buscando el contacto directo, parecía acabar de creerse que realmente estaba allí con ellos, fundiéndose ambas en un tierno y largo abrazo, como trozos de un puzzle que encajaban entre si después de mucho tiempo separados.
- No te alegras de verme? – susurro cerca del oído de la eufórica Aruna, que arrolladora, apretaba entre sus brazos, estrujando sus senos desnudos contra el pecho cubierto gracias a la leve camiseta que disimulaban sus tan jugosos pechos, las manos de ambas recorrían sus cuerpos en un intercambio sublime, daban la impresión que buscaban algún cambio a lo largo de su anatomía.
- Claro tonta, como si no se me notase!! No imaginas lo triste que me puse tras saber que no vendrías – contestaba Aruna casi fuera de si por la emoción acumulada.
- No tenia confirmado el vuelo, y preferí no decir nada por que el próximo salía en una semana, ya sabes, es lo que tiene la isla, si no salía a medio día de casa era imposible llegar hasta aquí antes que volvierais a España, así que sorpresa!!

Sentir el contacto con Bianca relajaba mi espíritu, Philippe aportaba mucho a mi vida, pero cerca de ella todo era diferente. Podía parar mi mente y dedicarme a sentir, percibir cada instante del día como el momento único que es, sin prejuicios, liberada de la moralidad que reprime nuestros instintos, dando lo mejor de mi misma, con un solo objetivo el placer de estar vivos. La melodía que emitía su voz tras salir de sus labios se convertía en huracán que arremetía una y otra vez contra la parte racional de mi cerebro, cuantas noches tras charlar, reír, despotricar, cotillear y liberar nuestro sarcasmo mas mordaz a través del teléfono, acababa sintiéndome trasportada por las sórdidas aventuras que el destino le deparaba, mientras daba rienda suelta al fuego interior para sumergirme en el mas sublimes de los deleites.

- Sorpreson diría yo!! No sabes como te echaba de menos, te necesito cerca amor – estampado sus labios Aruna  con tal fuerza que Bianca, descuidada, tuvo que esforzarse en respirar profundamente por su nariz para poder aguantar el apasionado beso que su  leal amiga y ocasional amante le estaba otorgando – te quiero sola para mi, sígueme....
- Veo que no piensas darme tregua – contesto la apuesta morena, mientras delicadamente depositaba la taza de café sobre sus labios inclinándola firmemente para saborear cada sorbo, levanto su magnifica figura, seria digna de la mejor de las pasarelas, aquel cuerpo de líneas clásicas hubiese sido halagado en la antigua Grecia tal y como lo es en la actualidad – menos mal que descanse cinco minutos al llegar
- Así? Sin mas?? Ya me abandonáis?? – comentaba un risueño Philippe
- No tontorron – mientras giraba para guiñarle un ojo – todavía te dejo que me subas la maleta...eso si, luego, tu mujer y yo tenemos derecho a un rato de intimidad, no ibas a traernos algo de fruta? – tirandole un beso desde sus armónicos y carnosos labios.
- Si es que no cambias – cambiando la sonrisa por una mueca que trataba de mostrar un enfado, que el centelleo de sus ojos, demostraba no ser real.
- Venga amor, que tenemos muchas cosas de que hablar, ya habrá tiempo para que Philippe nos entretenga – soltó Aruna casi desde la planta alta.

Los recuerdos almacenados por aquella casa, comenzaba a reflexionar Bianca, provocaban que un permanente erotismo flotara en el ambiente. El frió suelo de cemento pulido de la planta baja, contrastaba con la calidez de las molduras de madera, durante los duros días de verano, cuando Helios señor del sol, imponía su dominio sobre todo ser vivo, permanecer tumbados sobre los pareos o cómodamente sobre las hamacas, sintiendo todo el frescor rodear tu cuerpo, conversando largo y pausado, disfrutando del placer de las palabras, en tardes que concluyen tras bajar placidamente al rió.
Toda esa energía positiva, se acumulaba haciendo de ella nuestra cueva privada donde soñar deleitándonos en nuestra compañía, Aruna y Philippe, eran sus creadores, con constancia habían logrado establecer un lugar para el esparcimiento de los sentidos, un lugar diferente de lo común donde liberar todo el potencial de nuestra imaginación.
Llegar por el camino de arena podía ser un mágico paseo en un día soleado, o convertirse en la mas difícil de las hazañas tras los  días de lluvia tan habituales en Bahía.
Una vez cruzabas el oscuro rió por consecuencia de la elevada concentración de hierro, acababas de comprar un pasaje hacia el paraíso, la inclinada ladera, gracias al esfuerzo del señor Gonzalo y toda su familia, había sido convertida en un jardín comestible repleto de frutas tropicales como mamaos, abacaxis, bananas de multitud de variedades, las mangas rosas mas deliciosas acompañadas por aguacates de un tamaño increíble, no visto fuera de la región, y el cacao fruto que hasta que no conoces en origen no sabes lo increíble que puede ser, sentir la pulpa que rodea la simiente recién cosechada es lo mas similar a sentir un orgasmo en la boca.
La tremenda cascada o cachoeira como dicen en el país, era el colofón espectacular que daba vida a todo el jardín gracias a su potente caudal, llevando el preciado liquido hasta las plantaciones gracias a una red de canales y estanques que con sus preciosos nenúfares y la poderosa presencia de la selva virgen justo al fondo de la imagen, cautivaba al mas exquisito de los humanos.
Dejada a tras tan magnifica plantación, la frondosa vegetación existente creaba una cúpula verde sobre nuestras cabezas, era el preámbulo al edén. 
Franqueada por los restos del antiguo muro levantado piedra sobre piedra por las manos de los esclavos raptados en el continente africano, la entrada de la finca indicaba claramente la delicadeza y el refinado gusto de los anfitriones, en un intimo baile, enredaderas de coloridas flores, trepaban entre una especie de bananera cuya flor era de una belleza comparable a la mas linda de las orquídeas, estas también estaban presentes junto a gigantescos parásitos de aspecto similar a  los cactus, colonizando las alturas creadas por los inmensos árboles que salvajemente pedían recuperar para si este territorio. tras cruzar el tosco portón de madera, una suave pradera se extendía bajo nuestros pies invitando de entrada a caminar descalzos, jóvenes cocoteros se erguirán presumidos adquiriendo en ocasiones sus troncos formas fálicas, cuyas bases decoradas con plantas de unos sorprendentes colores oscuros que dominaban desde los tallos hasta las mismas flores.
Paso a paso nuevos descubrimientos estimulaban sensualmente los sentidos de los afortunados visitantes a tan particular edén, hamacas colocadas estratégicamente reservadas de las miradas ajenas invitaban a disfrutar con todo placer imaginable, pomposos setos herbáceos rompían la visión creando una y otra vez un rincón nuevo donde pecar. La sencilla casa se adaptaba perfectamente al paisaje, las paredes de piedra se camuflaban de maravilla gracias al musgo y las trepaderas, incluso algún helecho que crecían libremente. El rustico techo de teja antigua, rescatada de la antigua hacienda desde donde se dirigía la hoy ya no existente plantación de cacao. Su interior, escasamente amueblado, era un ambiente diseñado para el esparcimiento sensorial, las vigas provenientes de maderas rescatadas del suelo húmedo de la selva y rigurosamente seleccionadas, partían desde el frió pero acogedor suelo hasta los altos techos que coronaban en unas fantásticas lámparas arabescas, la amplia escalera era uno de los lugares preferidos para entablar largas conversaciones, las espléndidas vistas servían como telón de fondo a confesiones privadas que solo dos grandes amigas se pueden contar.

Mi lugar predilecto era la enorme cama, podía estar días en ella, tenia el punto de dureza adecuado pero conservando un tacto blando que te atrapaba irremediablemente, Aruna amaba las suavidad y necesitaba sentirla constantemente, sus sabanas siempre eran de lo mas delicado, la mosquitera propia de un cuento de hadas estaba decorada por unos detalles de un erotismo evocador, las gruesas vigas que coronaban el dosel lucían unas vetas con dibujos obra de la madre naturaleza, no sabia de que manera Philippe se las apañaba para tener siempre la pequeña mesa  del rellano rebosante con agua y fruta fresca, en ocasiones durante largas y tórridas noches de sexo desenfrenado, un feroz apetito atacaba desde nuestro estómagos y nunca necesitamos bajar mas allá de la escalera, siempre oculto tras alguna pieza de fruta un bombón de chocolate conseguía sacarnos la mayor de las sonrisas.

- Bueno entonces aprovechare para hacer mis tareas y luego comemos juntos – dijo Philippe sacando a Bianca de sus pensamientos
- Estupendo cariño, que tengas una mañana preciosa – contesto Bianca, mientras le daba dos sonoros besos en sus pómulos prominentes y un tercero en sus labios
- Hasta luego vida!! Te dejo en las mejores manos!! – grito Philippe bajando la escalera
- Como lo sabes!! – grito desde el baño una excitada Aruna

Por fin estábamos de nuevo juntas, no quería ni recordar el tiempo que llevaba sin verla, entre una y otra cosa la vida no nos dejaba estar todo lo unidas que nos gustaría, pero no iba dejar que mis pensamientos gastasen nuestro tan preciado y escaso tiempo.

- Deberías venirte a vivir con nosotros – soltó tajantemente Aruna
- Eres una osada, acabaríamos matándonos!!
- Parece mentira que digas eso....alguna vez discutimos?
- Por que no vivimos juntas, si no ya me dirías tu – mientras le acariciaba el cabello tímidamente casi como dos desconocidas
- Dame una razón, solo una....
- Acabaríamos nuestra magia cariño, es mejor así.... sabes que te echado mucho de menos....tengo tanto para contarte....tanto para mostrarte – la caricia había descendido postrando sus manos contra los riñones de Aruna, la cual dejando el cepillo que con el cual desenredaba sus rojizos y lisos cabellos giro sobre si misma hasta situarse cara a cara, sus miradas se cruzaron con una elevada intensidad, sus rostros relajados expresaban la paz que se daban entre si, las manos de Bianca quedaron sobre las caderas de Aruna, aferrándose las dos en un profundo y sincero abrazo
- Amor tengo la espalda un poco cargada, que tal están tus manos? – la pregunta en si era bastante irónica, las manos de la intrépida suiza eran pequeñas, suaves, sensuales, delicadas, sabe donde tocar, cuando y como entrar en cada rincón, esas manos se mueven solas no tienen fronteras, tocando en los lugares justos y con la presión correcta, cuando se desliza es como si lo conociera si fuese su propio cuerpo el que toca, haciéndolo suyo, una manos en las que abandonarse...
- Para ti siempre están listas, prefieres en la cama o en el tronco?
- En el tronco siempre –abrazándose mientras saltaba de la felicidad – recojo unos pareos y bajamos, necesitas algo?
- Dame cinco minutos, saco algunas cosas de la maleta y bajamos
- Me has traído algún regalito – dijo impaciente una feliz Aruna
- No te basta conmigo? – riendo mientras le guiñaba un ojo en ese gesto tan característico en ella
- Jo no me pasas una...claro...pero como siempre me sorprendes...
- Ven y descúbrelo tu misma

Abriendo su maleta de viaje estilo años veinte, una gama de brillantes colores aparecieron ante mi, hermosas telas dignas de una princesa hindú, tejidos sensacionales que componían vestidos, fabulosas camisetas, exóticos bikinis y pareos, junto a su par de chanclas y sandalias, ocupando gran parte del espacio, dejando un no muy amplio lateral  para unos objetos que se ocultaban bajo sus envoltorios de papel, conociendo su carácter cualquier cosa seria posible.....


Wald Elfi







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