La ducha me resultaba tremendamente
reparadora, el ritmo cardiaco que sacudía mi corazón parecía no terminar nunca,
subí la intensidad del agua caliente buscando relajar mi cuerpo, la sutilidad
con la que se desarrollaban los acontecimientos me permitía aun mas disfrutar
con los tórridos recuerdos que se acumulaban en mi cabeza, Dudu y Regina habían
quedado grabados en mi, volvían una y otra vez a mis pensamientos, podía verlos
perfectamente ante mi, sentir su imponente presencia llena de ardiente
intensidad. En lugar de conseguir la relajación pretendida, nuevamente mis
manos mas que limpiar mi cuerpo, dedican por toda mi piel la mas delicadas de
las caricias, mi respiración se vuelve acelerada, cierro los ojos deseando
liberar mi mente, volar libre y soltar todos mis amarres, para desvanecerme en
un placer infinito, propio, aturdido por la presencia de tan eléctrica pareja,
que conocedores de los mas sublimes placeres, compartieron junto a nosotros tan
explosivo momento.
Mis rodillas tiemblan, cuando desde
la planta inferior, un susurro conocido llega hasta mis oídos.
Junto a la voz de Philippe, la mas
sublime de las voces vuelve a entrar dentro de mi, revolviendo en mi estomago
un torbellino emocional, me hace cuestionar mis propios sentidos, no puede ser,
en teoría es imposible, si mismamente ayer por la mañana me dijo que este año
no podríamos vernos.
Acabe de tomar mi ducha lo mas
veloz que pude , no podía dar pausa al caudal de pensamientos y emociones que
me recorrían, agarrando la toalla salí del baño buscando la escalera, quería
confirmar a mi oído, no podía ser una imaginación, era su voz.....
Su magnetismo animal seguía
intacto, mi fiera salvaje, mi maestra y confesora, llenaba cada porción de mi
retina con una imagen la cual me había hecho a la idea de no ver.
- Pero tu que haces aquí? – dejando
caer su toalla mientras extendía sus brazos buscando el contacto directo,
parecía acabar de creerse que realmente estaba allí con ellos, fundiéndose
ambas en un tierno y largo abrazo, como trozos de un puzzle que encajaban entre
si después de mucho tiempo separados.
- No te alegras de verme? – susurro
cerca del oído de la eufórica Aruna, que arrolladora, apretaba entre sus
brazos, estrujando sus senos desnudos contra el pecho cubierto gracias a la
leve camiseta que disimulaban sus tan jugosos pechos, las manos de ambas
recorrían sus cuerpos en un intercambio sublime, daban la impresión que
buscaban algún cambio a lo largo de su anatomía.
- Claro tonta, como si no se me
notase!! No imaginas lo triste que me puse tras saber que no vendrías –
contestaba Aruna casi fuera de si por la emoción acumulada.
- No tenia confirmado el vuelo, y
preferí no decir nada por que el próximo salía en una semana, ya sabes, es lo
que tiene la isla, si no salía a medio día de casa era imposible llegar hasta
aquí antes que volvierais a España, así que sorpresa!!
Sentir el contacto con Bianca
relajaba mi espíritu, Philippe aportaba mucho a mi vida, pero cerca de ella
todo era diferente. Podía parar mi mente y dedicarme a sentir, percibir cada
instante del día como el momento único que es, sin prejuicios, liberada de la
moralidad que reprime nuestros instintos, dando lo mejor de mi misma, con un
solo objetivo el placer de estar vivos. La melodía que emitía su voz tras salir
de sus labios se convertía en huracán que arremetía una y otra vez contra la
parte racional de mi cerebro, cuantas noches tras charlar, reír, despotricar,
cotillear y liberar nuestro sarcasmo mas mordaz a través del teléfono, acababa
sintiéndome trasportada por las sórdidas aventuras que el destino le deparaba,
mientras daba rienda suelta al fuego interior para sumergirme en el mas
sublimes de los deleites.
- Sorpreson diría yo!! No sabes
como te echaba de menos, te necesito cerca amor – estampado sus labios
Aruna con tal fuerza que Bianca,
descuidada, tuvo que esforzarse en respirar profundamente por su nariz para poder
aguantar el apasionado beso que su leal
amiga y ocasional amante le estaba otorgando – te quiero sola para mi,
sígueme....
- Veo que no piensas darme tregua –
contesto la apuesta morena, mientras delicadamente depositaba la taza de café
sobre sus labios inclinándola firmemente para saborear cada sorbo, levanto su
magnifica figura, seria digna de la mejor de las pasarelas, aquel cuerpo de
líneas clásicas hubiese sido halagado en la antigua Grecia tal y como lo es en
la actualidad – menos mal que descanse cinco minutos al llegar
- Así? Sin mas?? Ya me abandonáis??
– comentaba un risueño Philippe
- No tontorron – mientras giraba
para guiñarle un ojo – todavía te dejo que me subas la maleta...eso si, luego,
tu mujer y yo tenemos derecho a un rato de intimidad, no ibas a traernos algo
de fruta? – tirandole un beso desde sus armónicos y carnosos labios.
- Si es que no cambias – cambiando
la sonrisa por una mueca que trataba de mostrar un enfado, que el centelleo de
sus ojos, demostraba no ser real.
- Venga amor, que tenemos muchas
cosas de que hablar, ya habrá tiempo para que Philippe nos entretenga – soltó
Aruna casi desde la planta alta.
Los recuerdos almacenados por
aquella casa, comenzaba a reflexionar Bianca, provocaban que un permanente
erotismo flotara en el ambiente. El frió suelo de cemento pulido de la planta
baja, contrastaba con la calidez de las molduras de madera, durante los duros
días de verano, cuando Helios señor del sol, imponía su dominio sobre todo ser
vivo, permanecer tumbados sobre los pareos o cómodamente sobre las hamacas,
sintiendo todo el frescor rodear tu cuerpo, conversando largo y pausado,
disfrutando del placer de las palabras, en tardes que concluyen tras bajar
placidamente al rió.
Toda esa energía positiva, se
acumulaba haciendo de ella nuestra cueva privada donde soñar deleitándonos en
nuestra compañía, Aruna y Philippe, eran sus creadores, con constancia habían
logrado establecer un lugar para el esparcimiento de los sentidos, un lugar
diferente de lo común donde liberar todo el potencial de nuestra imaginación.
Llegar por el camino de arena podía
ser un mágico paseo en un día soleado, o convertirse en la mas difícil de las
hazañas tras los días de lluvia tan
habituales en Bahía.
Una vez cruzabas el oscuro rió por
consecuencia de la elevada concentración de hierro, acababas de comprar un
pasaje hacia el paraíso, la inclinada ladera, gracias al esfuerzo del señor
Gonzalo y toda su familia, había sido convertida en un jardín comestible
repleto de frutas tropicales como mamaos, abacaxis, bananas de multitud de
variedades, las mangas rosas mas deliciosas acompañadas por aguacates de un
tamaño increíble, no visto fuera de la región, y el cacao fruto que hasta que
no conoces en origen no sabes lo increíble que puede ser, sentir la pulpa que
rodea la simiente recién cosechada es lo mas similar a sentir un orgasmo en la
boca.
La tremenda cascada o cachoeira
como dicen en el país, era el colofón espectacular que daba vida a todo el
jardín gracias a su potente caudal, llevando el preciado liquido hasta las
plantaciones gracias a una red de canales y estanques que con sus preciosos
nenúfares y la poderosa presencia de la selva virgen justo al fondo de la
imagen, cautivaba al mas exquisito de los humanos.
Dejada a tras tan magnifica
plantación, la frondosa vegetación existente creaba una cúpula verde sobre
nuestras cabezas, era el preámbulo al edén.
Franqueada por los restos del
antiguo muro levantado piedra sobre piedra por las manos de los esclavos
raptados en el continente africano, la entrada de la finca indicaba claramente
la delicadeza y el refinado gusto de los anfitriones, en un intimo baile,
enredaderas de coloridas flores, trepaban entre una especie de bananera cuya
flor era de una belleza comparable a la mas linda de las orquídeas, estas
también estaban presentes junto a gigantescos parásitos de aspecto similar
a los cactus, colonizando las alturas
creadas por los inmensos árboles que salvajemente pedían recuperar para si este
territorio. tras cruzar el tosco portón de madera, una suave pradera se
extendía bajo nuestros pies invitando de entrada a caminar descalzos, jóvenes
cocoteros se erguirán presumidos adquiriendo en ocasiones sus troncos formas
fálicas, cuyas bases decoradas con plantas de unos sorprendentes colores
oscuros que dominaban desde los tallos hasta las mismas flores.
Paso a paso nuevos descubrimientos
estimulaban sensualmente los sentidos de los afortunados visitantes a tan
particular edén, hamacas colocadas estratégicamente reservadas de las miradas
ajenas invitaban a disfrutar con todo placer imaginable, pomposos setos
herbáceos rompían la visión creando una y otra vez un rincón nuevo donde pecar.
La sencilla casa se adaptaba perfectamente al paisaje, las paredes de piedra se
camuflaban de maravilla gracias al musgo y las trepaderas, incluso algún
helecho que crecían libremente. El rustico techo de teja antigua, rescatada de
la antigua hacienda desde donde se dirigía la hoy ya no existente plantación de
cacao. Su interior, escasamente amueblado, era un ambiente diseñado para el
esparcimiento sensorial, las vigas provenientes de maderas rescatadas del suelo
húmedo de la selva y rigurosamente seleccionadas, partían desde el frió pero
acogedor suelo hasta los altos techos que coronaban en unas fantásticas
lámparas arabescas, la amplia escalera era uno de los lugares preferidos para
entablar largas conversaciones, las espléndidas vistas servían como telón de
fondo a confesiones privadas que solo dos grandes amigas se pueden contar.
Mi lugar predilecto era la enorme
cama, podía estar días en ella, tenia el punto de dureza adecuado pero
conservando un tacto blando que te atrapaba irremediablemente, Aruna amaba las
suavidad y necesitaba sentirla constantemente, sus sabanas siempre eran de lo
mas delicado, la mosquitera propia de un cuento de hadas estaba decorada por
unos detalles de un erotismo evocador, las gruesas vigas que coronaban el dosel
lucían unas vetas con dibujos obra de la madre naturaleza, no sabia de que
manera Philippe se las apañaba para tener siempre la pequeña mesa del rellano rebosante con agua y fruta
fresca, en ocasiones durante largas y tórridas noches de sexo desenfrenado, un
feroz apetito atacaba desde nuestro estómagos y nunca necesitamos bajar mas
allá de la escalera, siempre oculto tras alguna pieza de fruta un bombón de
chocolate conseguía sacarnos la mayor de las sonrisas.
- Bueno entonces aprovechare para
hacer mis tareas y luego comemos juntos – dijo Philippe sacando a Bianca de sus
pensamientos
- Estupendo cariño, que tengas una
mañana preciosa – contesto Bianca, mientras le daba dos sonoros besos en sus
pómulos prominentes y un tercero en sus labios
- Hasta luego vida!! Te dejo en las
mejores manos!! – grito Philippe bajando la escalera
- Como lo sabes!! – grito desde el
baño una excitada Aruna
Por fin estábamos de nuevo juntas,
no quería ni recordar el tiempo que llevaba sin verla, entre una y otra cosa la
vida no nos dejaba estar todo lo unidas que nos gustaría, pero no iba dejar que
mis pensamientos gastasen nuestro tan preciado y escaso tiempo.
- Deberías venirte a vivir con
nosotros – soltó tajantemente Aruna
- Eres una osada, acabaríamos
matándonos!!
- Parece mentira que digas
eso....alguna vez discutimos?
- Por que no vivimos juntas, si no
ya me dirías tu – mientras le acariciaba el cabello tímidamente casi como dos
desconocidas
- Dame una razón, solo una....
- Acabaríamos nuestra magia cariño,
es mejor así.... sabes que te echado mucho de menos....tengo tanto para
contarte....tanto para mostrarte – la caricia había descendido postrando sus
manos contra los riñones de Aruna, la cual dejando el cepillo que con el cual
desenredaba sus rojizos y lisos cabellos giro sobre si misma hasta situarse
cara a cara, sus miradas se cruzaron con una elevada intensidad, sus rostros
relajados expresaban la paz que se daban entre si, las manos de Bianca quedaron
sobre las caderas de Aruna, aferrándose las dos en un profundo y sincero abrazo
- Amor tengo la espalda un poco
cargada, que tal están tus manos? – la pregunta en si era bastante irónica, las
manos de la intrépida suiza eran pequeñas, suaves, sensuales, delicadas, sabe
donde tocar, cuando y como entrar en cada rincón, esas manos se mueven solas no
tienen fronteras, tocando en los lugares justos y con la presión correcta,
cuando se desliza es como si lo conociera si fuese su propio cuerpo el que
toca, haciéndolo suyo, una manos en las que abandonarse...
- Para ti siempre están listas,
prefieres en la cama o en el tronco?
- En el tronco siempre –abrazándose
mientras saltaba de la felicidad – recojo unos pareos y bajamos, necesitas
algo?
- Dame cinco minutos, saco algunas
cosas de la maleta y bajamos
- Me has traído algún regalito –
dijo impaciente una feliz Aruna
- No te basta conmigo? – riendo
mientras le guiñaba un ojo en ese gesto tan característico en ella
- Jo no me pasas una...claro...pero
como siempre me sorprendes...
- Ven y descúbrelo tu misma
Abriendo su maleta de viaje estilo
años veinte, una gama de brillantes colores aparecieron ante mi, hermosas telas
dignas de una princesa hindú, tejidos sensacionales que componían vestidos,
fabulosas camisetas, exóticos bikinis y pareos, junto a su par de chanclas y
sandalias, ocupando gran parte del espacio, dejando un no muy amplio
lateral para unos objetos que se
ocultaban bajo sus envoltorios de papel, conociendo su carácter cualquier cosa
seria posible.....
Wald Elfi
Simplemente, Inspirador
ResponderEliminar