El silencio a su alrededor,
levemente interrumpido por el suave y melódico trino de aves conocedoras del
paraíso, invitaba a continuar disfrutando de ese mágico momento que es el amanecer,
la suavidad de las sabanas se extendía por encima de su piel activando
dulcemente, poro a poro, cada centímetro de su exuberante cuerpo, roneante gozaba desperezándose, extendía sus
brazos, giraba muy despacio sobre si
misma, sus pies que recorrían cada extremo de la cama empujaban sobre la
mosquitera buscando comenzar un nuevo día.
Tras deleitarme con la visión de su
figura camuflada bajo los pliegues de la sabana, decidí que la noche para ella
aun continuaría, acercándome muy lentamente hacia las ventanas, sintiendo bajo
mis pies como la madera a pesar de llevar tan solo unos minutos recibiendo
rayos de sol ya comenzaba a subir de temperatura, cerré las contraventanas y baje las cortinas, quería que descansase,
ayer fue una jornada agotadora y el cuerpo necesita también reposo, hoy el
despertar lo marcara el aroma del café.
La habitación, era un verdadero
placer, bien entrada la noche cuando la selva es recorrida por una brisa
fresca, estar en su interior resultaba de lo mas acogedor, gracias a sus
grandes cristaleras recogía un gran calor, que invitaba a deleitarse con las
excepcionales vistas de la floresta tropical, durante el día, si cerrabas
completamente las ventanas permanecía fresca durante gran parte del día, siendo
entonces un lugar donde resguardarse del sofocante calor diurno.
Sentía mi cuerpo palpitante, una
vitalidad reconfortante recorría todo mi interior, algo en mi quería saltar y
comerme el día, sin embargo la suavidad de las sabanas resbalando sobre mi piel
despertó el que en principio era un leve recuerdo, seguidamente una ráfaga de
visiones aparecieron ante mi, pronto desbocaron y el recuerdo fue tomando forma
transformándose en una escena del séptimo arte que se emitía para un publico
completamente privado, los turbadores recuerdos dieron paso a mi, tan
fácilmente estimulable imaginación.
Súbitamente sentí como mis manos
muy dulcemente acariciaban mi vientre, continué mi intima caricia sobre mis
pechos, mi cuerpo sentía un fuego nunca antes conocido, todo mi ser resudaba sensualidad,
los latidos de mi corazón empujaban mi torso viendo como mis pezones endurecían
y mi piel se erizaba, mi mano derecha comenzó nuevamente a bajar lentamente, no
podía tomar el control, normalmente despertaba casi sin tomarme nada de tiempo,
salía disparada de la cama en dirección a un día mas, hoy no, hoy disfrutaría
mi amanecer. Mis ojos se abrieron, tomando conciencia de mi pequeño error, el
día ya había comenzado, no para mi que seguía placidamente en la cama, mi gran
amor, Philippe, había cerrado completamente las ventanas, creándome un ambiente
perfecto para disfrutar aun mas en el mundo de los sueños.
Una aromática fragancia de café
inundaba la habitación, radiante deje que mi manos siguieran su juego, abusando
de las yemas de mis dedos, rozaba muy lentamente por encima de mi vello,
recordaba el minúsculo tanga de Regina, sin duda tendría que recortar un poco
para poder usar uno semejante, si yo creía que mi sofoco no podría ir en
aumento me equivocaba, recordar el encuentro de ayer hacia que mi cuerpo se
retorciese de placer, vibrando sentí como mis dedos apretaban mis labios,
siguiendo con rápidos y rítmicos movimientos sobre mi centro del placer, todo
mi cuerpo exploto en un sobrecogedor torrente de impresiones, que iban desde
escalofríos, hasta unos temblores que empujaban mi mano sobre mi vulva en un
roce cercano a la penetración, la imagen de Dudu apareció fuertemente ante mi,
sintiendo como me desvanecía en un orgasmo diferente, largo y fuerte, se
sacudía dentro de mi, provocándome espasmos justo en el momento que sentía la
mirada de Philippe sobre mi, su enorme
sonrisa mientras daba un sorbo a su taza de café, y el brillo centelleante de
sus ojos, me dejaba claro que estaba disfrutando del espectáculo, pero sin duda
la excitación latente bajo sus pantalones era la prueba mas fehaciente que el
placer era conjunto.
- Buenos días mi vida, ¿qué tal
dormiste?
- Hola mi cielo, que rico aroma!!
- Te apetece un poco? – comenta
Philippe mientras se acerca a la cama, dejando la taza sobre la rustica mesa de
noche para poder abrir la mosquitera.
- Claro!!
Mientras se acerca, me reclino sobre las almohadas, las sabanas
caen dejando mi cuerpo desnudo bañado por la luz de un potente sol que entra
por la ventana prometiendo un radiante día, puedo sentir como el calor provoca
que las primeras gotas de sudor comienzan a surgir de mi piel, después del
fantástico despertar, creo que pronto voy a necesitar una ducha.
- Sabes que me encantas? – pregunta
sarcásticamente Aruna
- Nunca me había percatado –
comenta altanero, mientras una risa escapa de su boca – no será por el café?
- Por el café también – mientras
mueve hábilmente su manos hasta situarlas encima de su virilidad erecta – y por
ella..... – comenzando un movimiento para introducirla bajo los pantalones
Mientras la mano de Aruna entra,
siento como su piel emite un calor intenso, ingenuamente situó mi mano sobre su
frente, esta hirviendo, la beso en los labios y puedo sentir como su boca es
puro fuego
- Te encuentras bien? – Pregunta
Philippe inocentemente
- Por supuesto... acaso no me ves
bien? – mientras coqueta acomoda su cabello sobre sus finos hombros y continua
insinuante jugueteando con la mano entre sus piernas, sube delicadamente
dejando que sus uñas se deslicen sobre la piel, es un movimiento sutil, pero
consigue que bajo los pantalones su miembro pugne por escapar.
- Si sigues por ahí no salimos de
la cama....
- Acaso tienes algo que hacer?
Recuerda que si estamos aquí, es para relajarnos un tiempo.... – sus manos,
mostrando una maestría propia de una profesional, había comenzado un movimiento
de sube y baja sobre su pené que provoco que las caderas de Philippe se
acompasasen, provocándole un placer enorme, acercando su feliz cara hacia
Aruna, comienza a besarla apasionadamente.
- Solo quería acercarme a por algo
de fruta y verdura... puedo salir dentro de un rato
No pude evitar lanzarme encima de
el mientras pronunciaba las ultimas palabras, coloque firmemente mis piernas a
ambas partes de su cadera, uniendo mi sexo con el suyo, exceptuando mi camiseta todo mi cuerpo desnudo insistía en buscar el contacto de la
piel de mi amante, mientras masajeaba mis pechos, podía ver el morbo reflejado
en su rostro, el contacto con sus duras manos hizo que mis pezones presionaran
sobre la tela, pasando las manos bajo mis brazos, cruzo sus manos sobre mi
espalda aferrándome hacia el, su pene, oculto bajo sus pantalones, frotaba en
un movimiento circular que habría paso en lo mas intimo de mi cuerpo, no podía
soportar mas, necesitaba sentirlo dentro, lo necesitaba ya....
Aruna había atrapado en su interior
todo el calor del trópico, su piel ardiente, me contagiaba un intenso calor,
casi sofocante, mi cuerpo en un intento por refrigerarse, comenzó a sudar,
sudor que parecía aumentar su excitación, sus labios recorrían mi piel,
absorbiendo cada gota, besándome, mordiéndome, tras deslizarse ágilmente hacia
atrás, situó cada mano a un lado de los pantalones y mientras clavaba sus ojos
sobre los míos, comenzó a bajarlos dejando toda mi sexualidad junto a su boca,
tras un par de dulces caricias y algún tímido beso, comenzó a meterse el inicio
de mi miembro entre sus labios, en un movimiento acompasado con los empujones
que lanzaban mis glúteos, podía sentir todo el calor de su interior que me
excitaba de sobremanera, sentía como vibraba en su boca en un intento de
introducirse mas adentro, mi pie había quedado colocado justo bajo ella,
rozando justo donde se encuentran las piernas, provocando que de vez en cuando
un jadeo provocase que mi pene entrase aun mas en su interior. La humedad y el
calor que reinaba en su vulva facilitaba el roce, siendo mi dedo gordo el
pionero en visitar su interior, introducía la punta buscando su confirmación,
la cual me transmitió empujando ella misma en busca de una mayor satisfacción,
lo oprimía con ganas queriendo tenerlo completamente dentro de ella. Aruna
emitía sensualidad, una sensualidad arrolladora que provocaba que todo mi ser
vibrara ante el pensamiento de estar en su interior, no era la misma que otra
tantas veces, estaba decidida a coger las riendas y galopar tal cual lo haría
una amazonas a lomos de su corcel.
Tras volver a situar su cara a la
altura de la mía y fundirnos en un tórrido beso inundado de sexualidad,
introdujo resuelta su mano entre nuestros cuerpos agarrando mi sexo y
colocándolo a la entrada de su maravillosa cavidad interior, comenzó a
torturarme en un rítmico movimiento de caderas, en el que tan solo permitía que
la punta de mi masculinidad entrase en su magnifico jardín. Tras colocar sus
manos sobre mi pecho y reincorporarse, comenzó un frenético baile gobernado por
sus lumbares, mientras sus glúteos apretaban y soltaban, provocando que mi pene
se abriese camino en su ardiente interior.
Podía sentirle como muy lentamente
penetraba, rozaba a su paso elevando mas aun la calidez que emitían las paredes
de mi interior, sentía como las orejas me ardían, necesitaba sentir sus labios
sobre mi piel, sentir como sus dientes agarraban mis lóbulos, como estiraban
mis cartílagos, el erotismo y la sensualidad estaban dentro mía, por fin volvía
a sentirme yo misma, estaba repleta de vida, y pronto repleta de el, con sus
manos sobre mis glúteos, apretaba en busca del placer definitivo, de soltar su
elixir dentro de mi..... el rítmico y acelerado balanceo bajo mi, provocaba un
cálido y fluido torrente que descendía de mi interior sobre su miembro,
derramándose sobre su cuerpo. Reclinando su cuerpo, comenzó a morderme los
pezones como si los quisiera arrancar, el contacto de sus dientes resultaba
placentero, descargas eléctricas recorrían mis senos en una mezcla de placer y
dolor, sus ojos penetrantes buscaban mis rostro entre mis cabellos, que
danzaban alegres entre nuestros rostros,
tras el primer contacto visual, sentí como de mi interior fluía una serie de orgasmos cortos e
intensos, que inundaban mi estomago retorciendo mi interior, buscando rellenar
cada hueco de mi intimidad.
Podía sentirla vibrar sobre mi,
creo que nunca la sentí irse de tal forma, la fragancia que emitía, dulce y
salvaje, levantaba lo mas primitivo de mi ser, arremetiendo ferozmente contra
ella, elevándola sobre mis brazos una y otra vez, me deshice en su interior,
soltando toda mi pasión, inundando su vagina con todo mi liquido seminal, seguí
los movimientos hasta sentir como la extenuación recorría mis músculos, no
podía moverme, pero todo el erotismo reunido hacia que mi sexualidad
permaneciese firmemente en su interior.
Tras unos apasionados besos y unos
mimos reconfortantes, salió de la cama en un felino movimiento para deslizar la
mosquitera sobre su cabeza, se reclino dejándome ver su precioso trasero, así
como la belleza de su sexualidad, sus labios, rojos y abultados, además de
expuestos tras el ultimo rasurado, resultaban de un apetitoso sin igual, se me
hacia agua la boca y los instintos animales volvían a latir en mi.
- De veras te vas a ir y dejarme
así? – comento Philippe señalando su nuevamente abultada entrepierna
- Claro... así me buscaras dentro
de poco....
Girándose sobre la puerta del baño,
llevándose la mano hacia sus labios, para lanzarme un cálido y largo beso, su
amplia sonrisa fue lo ultimo que vi tras desaparecer en su interior, era pura
magia y me tenia completamente enamorado. Mientras me dirigía hacia la planta
baja, relajaba mi vista con la fantástica panorámica que tenia ante mi, un
instante después olí un familiar olor a incienso, un olor único que hacia
demasiado tiempo no había podido disfrutar, y lo ultimo que podía imaginar era
que Bianca, tras tanto tiempo estuviese nuevamente en nuestro hogar, bajando
precipitadamente los grandes escalones, me la encontré sonriente disfrutando de
una taza de café, reclinando la silla sobre la pared, dejando ver sus dos
majestuosas piernas, coronadas por un pequeño pantalón blanco y su firme y
poderoso vientre, disimulado por una camiseta raida, sus pechos, parecían
mayores que nunca, apretaban la camisa dejando poco lugar a la imaginación,
cuando por fin llegue a su cara, tenia la misma maliciosa sonrisa de siempre y
los rizos de su pelo, se extendían mas allá de lo que nunca vi....evidentemente
quede con cara de lelo
- Vaya manera de recibir a las
amigas.... – soltó mientras saltaba sobre mi......
No hay comentarios:
Publicar un comentario