Bienvenid@s a el Baúl de Elfi, un lugar donde explorar el erotismo y la sensualidad con los cinco sentidos.

viernes, 30 de enero de 2015

La Calidez. Parte 7

No podía evitar tenerlas en mi cabeza, una sensación incomoda aparecía en mi cuando ambas estaban solas, podríamos reducirlos como celos, pero realmente era envidia, bastante sana, por no estar presente en tan mágico momento.
Disfrutaba enormemente cuando Aruna gozaba salvaje de su sexualidad, la cual una y otra vez era oprimida por la moralidad que recesiva e insistente volvía a salir de su guarida, reprimiéndola y castigándola hasta el punto de olvidar el ser sexual que habita en su interior.
Bianca, de un solo plumazo, era capaz de reactivar todo su poder sensual. Bastaba una llamada, para que la mas inmensa sonrisa brotara en su rostro.
Su tez se suavizaba, toda su expresión se relajaba, el brillo en sus ojos lucía exponiendo al máximo toda su belleza.
Una parte de mi, entendía que mi ego se sintiese dolido, pero la colosal felicidad que se aportaban la una a la otra compensaba los bajos pensamientos que me aportaba mi mente.
Caminaba rápido, distraído, evidentemente no mostraba atención al mundo que me rodeaba, mi único propósito era volver pronto a casa, disfrutar con la compañía de mis dos diosas personales.
No formábamos un simple triangulo amoroso, nuestra relación iba mas allá de lo carnal, realmente nos ayudábamos en un proceso de crecimiento espiritual en el cual, nuestras líneas de vida cruzaban un juego complejo, solo apto para valientes.
Justo después de conocernos decidimos que costara el esfuerzo que costase lucharíamos por un lugar donde perdernos con los placeres mas carnales . Aunque el precio fue alto, merecía la pena.

Directamente llegue hasta la licorería, era la tienda mas alejada, así que había decidido comenzar por allí, la tienda estaba a rebosar, los ventiladores colgados del techo no eran suficiente para el calor provocado por la avalancha humana, entre las fiestas patronales y la llegada de uno de los fines de semana mas calurosos del año nadie quería quedar sin suministro alcohólico.
Solamente quería  unas botellas, no era para nada semejante a las compras de los demás clientes, cachaça, mezcal y ron. Entre los primeros puesto se encontraba la encantadora Doña Emilda, la entrañable anciana me reconoció al instante, mostrando su habitual alegría agitaba los brazos reclamando su correspondiente abrazo. Doña Emilda no perdía ocasión, a pesar de los achaques de la edad, su alma vigorosa le hacia enfocar la vida con una actitud propia de adolescentes.
- Hijo mío!! Como estas? – me preguntaba con la melodía típica del pueblo bahiano, mientras tras abrazarme, conseguía ruborizarme una vez mas apretando sus manos contra mis nalgas. Tras los dos sonoros besos de rigor y las frecuentes preguntas triviales, me pregunto como era que yo estaba por allí, ya que eran contadas las ocasiones en las que las bebidas alcohólicas llegaban hasta nuestro hogar, tras contarle la buena noticia de la llegada de Bianca, me mando un cálido abrazo para su pequeño ángel, como Doña Emilda gustaba de llamarla.
Levantando nuevamente su brazo como buscando llamar la atención de alguien que permanecía al fondo de la sala contigua rodeada por un corrillo formado por la gran parte de los varones del lugar, me contó sobre la llegada de su nieta, que tras criarse en el pueblo, lo abandono para estudiar danza en la gran ciudad que es Salvador.
Vestida tan solo por una minifalda blanca y un ceñido top que mostraba sus virtuosos senos, se mostraba ante mi la delgada y pequeña Regina, viendo sus facciones a la luz del día, me preguntaba como no había caído en la tremenda familiaridad entre ellas dos. Mis ojos la escanearon obscenamente pero sin rastro de la mas mínima timidez, se clavo contra mi, entre la marea humana posando sus labios provocadoramente cerca de los míos, posando su mano en medio de mis pantalones, me lanzo una mirada que no me resulto demasiado amistosa, el peligro se vislumbraba en su ojos y un cierto temor recorría mi frente en forma de frió sudor.
Tras unos segundos eternos, casi infinitos, Doña Emilda me rescato tirando fuertemente de la mano, sin casi percatarme me encontraba delante del mostrador realizando mi compra gracias a la bondad de tan adorable mujer.
Detrás mía, podía sentir su respiración cerca de mi espalda, tan cerca que me sentía extrañamente acosado.
Una vez finalizadas mis compras, me despedí de mi querida amiga y su lasciva nieta lo mas fugaz que pude. 

Necesitábamos algunas toallas nuevas, las únicas decentes según Aruna en todas las tiendas eran las que tenían en la mercería. Tras abrir y cruzar la diminuta puerta que separaba el espacio interior de la calle, pude ver como el interior permanecía vació. La pared a la izquierda estaba destinada completamente a los artículos propios a la costura, en la zona central, apiladas en diferentes estanterías, las sabanas, toallas y demás telas del hogar ocupaban su lugar. La pared opuesta, oculta tras unas grandes cortinas que separaban el ambiente, estaba coquetamente adornada con la mas finas de las lencerías, en alguna ocasión, Aruna y yo, cerrando completamente las cortinas con el permiso de la joven propietaria, disfrutábamos con el placer de ver las mas elegantes combinaciones sobre la piel bronceada de mi erótica diosa.
Era extraño pero nadie respondía a mis saludos,  tras mirar por detrás del mostrador e incluso asomándome a la puerta que llevaba a la trastienda, seguía estando en completa soledad.
Tras un par de minutos de espera, dude sobre si me había asegurado que tras la cortina tampoco nadie estaba en aquel lugar, separando las dos amplias telas, una imagen explosiva aparecía ante mi, agachada en el suelo, mostrando un mas que memorable trasero apretado contra las mallas que lo contenían,  la descuidada propietaria apretaba unos tornillos para afianzar una nueva repisa, acercándome muy despacio para seguir visualizando tan esplendorosa imagen, llevaba unos auriculares puestos, y el machacón sonido del forró local llegaba hasta mi, habría sido eso lo que le impidió oírme, poniendo mi mano sobre su espalda después de asegurarme que no oía nada de lo que le decía, pego tal respingo que choco de frente contra la tabla a medio asegurar. Lo mas veloz que pude agarre la inestable madera, que tambaleándose amenazaba con volver a golpearla.
Seguido del susto inicial y una vez medio recuperada la compostura, pude asegurarme que se encontraba perfectamente, tras un infantil beso sobre la zona afectada que broto instintivo de mi , los dos arrancamos en la mas escandalosa de las carcajadas, ella me aseguro en el momento que no volvería a trabajar con los auriculares puestos.
La puerta volvió abrirse, ante mi creciente asombro, Doña Emilda y Regina seguían mis pasos mas cerca de lo que yo deseaba, conociendo el escaso numero de tiendas que había en el lugar, tampoco era demasiado raro encontrarse.  A pesar de que intentaba relajar mis pensamientos, la presencia de Regina me aturdía, inevitablemente me sentía débil en su compañía. 

La costumbre en la zona indicaba que antes las personas mayores no solo había que mantener una actitud respetuosa, era necesario ser afectuoso y cariñoso, aunque acabábamos de vernos, un nuevo abrazo continuados por los dos efusivos besos de rigor era algo ineludible, y no solo de mi parte, la en esta ocasión atenta dueña, se acerco hasta Doña Emilda para saludarla y entablar una trivial conversación sobre los asuntos del día a día.

Me sentía en presencia de una pantera, los segundos avanzaban lentos, el aire a mi alrededor era pesado, denso, mi respiración se aceleraba pero no conseguía saciar la demanda de oxigeno que llegaba desde cada célula de mi organismo, el cerebro funcionaba a mil por hora en busca de una salida rápida, era una presa que deseaba huir temeroso de su depredadora.
No podía entender la manera en la que me influía su arrolladora presencia, el nerviosismo, la timidez, se apoderaba de cada átomo de mi cuerpo. Ella aparentaba estar completamente inmersa en una búsqueda por cada estantería, en esta ocasión permanecía sin mostrar ningún interés hacia mi, esta frialdad me sobresaltaba aun mas que la intensidad con la que me abordaba en la licorería. Tras revolver entre varios lotes de ropas de cama, selecciono un par de paquetes situándolos sobre el mostrador, mientras su abuela y la propietaria continuaban con su conversación, acercándose por detrás hasta la explosiva  dueña del comercio, coloco sus manos sinuosas sobre los hombros de esta, acercando sus labios mucho mas cerca de lo que las convenciones sociales admiten hasta el oído de la embelesada dependienta, la cual asentía en silencio las palabras de tan ardiente mujer. Despidiéndose de ambas cruzo las cortinas con un paso firme y altanero, volviéndose cruzo su mirada con la mía, su arrebatadora belleza encuadraba perfectamente con el estampado de las gruesas cortinas, la amplia sonrisa que dibujaban sus labios me dejaba ver unos preciosa dentadura.
Con un beso y un guiño, cerro las cortinas, dejando una pequeña separación entre ambas. Se comportaba misteriosa y seductora, sabia como volver loco a cualquier hombre.

Doña Emilda, se dirigió hacia mi disculpándose por el tiempo que habían estado conversando, aunque rehusé sus disculpas ya que no tenia demasiada prisa, la amable señora insistió en que retomase mis compras devolviéndome a tiempo completo la atención de la dependienta. Rápidamente le comente a esta cual era la causa de mi visita a la tienda, pasando por delante mía avanzo indicándome que la siguiese, solo eran un par de pasos pero me dio tiempo para disfrutar nuevamente con la magnifica imagen de sus nalgas apretadas contra las estrechas mallas. Una vez llegamos hasta la estantería pertinente, puso sobre mis manos varias toallas, en un instante tenia varios juegos completos, alegre como ella siempre solía ser me comento que me las llevase todas y que ya Aruna eligiese, sin duda conocía bastante bien los gustos de mi mujer, todas eran extremadamente suaves y de bonitos tonos azulados, no había manera posible de errar. Pague la compra, con la firme intención de salir lo mas rápido posible, seguí los protocolos de rigor y me despedí de ambas efusivamente, gire iniciando el camino hacia la puerta, pero el destino me deparaba una excitante sorpresa mas.
Justo en el momento que pasaba por delante de las cortinas con la mirada fijada sobre la escasa separación que dejaban las cortinas entre si, súbita y precisa separo grácil pero firme ambas cortinas apareciendo arrebatadora en primer plano ante mi.
Su figura estimulaba los mas sórdidos pensamientos en mi interior, el mundo se borraba, resaltando aun mas si cabe cada detalle de su increíble presencia. En ese momento no recordaba nada ni nadie, solo pensaba en que el reloj parase sus agujas y el tiempo se detuviese para continuar con mi deleite personal.
El intenso blanco hacia destacar aun mas el oscuro tono de su piel.
Todo su cuerpo brillaba, emitiendo luz propia.
No sabia casi nada de ella, solo que estimulaba la fiera deseosa de lujuria que habita en mi.
Radiante, sobrehumana, casi divina, posaba natural, descarada ante su pequeña audiencia.
No me importaba lo mas mínimo la presencia de las demás, pose mis ojos sobre ella y no tenia la mas mínima intención elevarlos. Mientras mi nueva musa deseara deleitarme, yo pensaba disfrutar.
Con un elegante movimiento situó su mano tras su cabeza, su generosos cabellos, exuberantes, bailaban practicando una danza harmoniosa alrededor de sus hombros, su fino cuello, los huesos de su clavícula, todo en ella resultaba erótico y fascinador.
Adelantando levemente su rodilla izquierda, ladeándose su cuerpo, moldeando aun mas tan sublime figura. Sus finas y torneadas piernas lucían mas si cabe perfiladas por unas delicadas medias, coronadas por un exquisito encaje.
Las tiras del liguero subían rectas  y decididas, llevando mi vista hasta lo mas intimo de su físico. Las delicadas braguitas, insinuaban una insipiente sexualidad. El pulcro y sensual liguero, decoraba toda la extensión de su cintura, marcando a la perfección el inicio de sus caderas. Su vientre asemejaba una delicada y acogedora llanura, aterciopelada y retozona. 
Sus pechos estaban cubiertos por un elegante sujetador que recogía sus dos dulces frutas del deseo. Por todo el conjunto, como pinceladas dadas por un sublime artista, unas diminutas rosas, decoraban un poco mas su abrasadora  anatomía.
Sus carnosos labios comenzaron a moverse, siendo un delirante susurro todo el sonido que conseguí asimilar. Las perlas negras que eran sus ojos se clavaban en mi ser, fundiendo parte de su espíritu con el mío.

- Acaso no me vas a decir lo bien que me sienta?

Desafiante, avanzo, girando sobre si misma, llegando hasta mi una cálida y a la vez  fresca brisa, cargada de potentes y seductores aromas. La imagen de sus poderosos glúteos remarcados por la fina línea de las bragas que se perdían en su interior, quedaría eternamente grabada en mi. Una vez paro justo rozando ante mi, volvió a sacudir mi oído:

- De verdad no sabes contestar si no esta Aruna delante? – desatando una risa por parte de las atentas espectadoras.
- Me as dejado sin palabras, no creo que debas ponerte así ante cualquier desconocido...
- Tu para mi no eres ningún desconocido – mientras cortés pero resuelta, situaba su mano sobre mi, dedicándome una amplia y seductora sonrisa, indicándome firmemente que pretendía pasar para que las demás pudiesen verla. 

Me despedí sin querer girar la cabeza, avanzaba expedito con una única intención, salir lo mas rápido posible, justo en ese momento tome conciencia de la brutal erección que empujaba feroz por salir de la calzona bañador, no era manera mas adecuada de salir a la calle, pero la situación tampoco me invitaba a permanecer mucho mas tiempo, no sabría por cuanto podría dominar a mis instintos.

- Muy pronto nos volveremos a ver, Bianca quiere que vayamos para actuar en la velada, dale recuerdos a las dos.....

Aquellas palabras cruzaron mi cerebro cual rayo en el mismo momento que mi cuerpo traspasaba el marco de la puerta y sentía el agobiante calor tropical que me aguardaba en el exterior.

Me convertí un torbellino burbujeante de quimeras que viajaba por las calles ávido de abandonar la sequedad del asfalto por la humedad de la selva, el fascinante encuentro matutino había dejado en mi un ardor que debía sacar lo mas pronto posible, deseaba llegar a manos de mis dos musas personales y perderme en sueños de pasión y goce.....

Wald Elfi




miércoles, 21 de enero de 2015

La Calidez. Parte 6

Por fin volví a sentir su piel rozando la mía.
Las puntas de los dedos de mis pies, juguetean en las grietas del viejo tronco reconvertido en cómodo sofá, los grandes almohadones que sirven a la perfección en su función de colchón le dan el confort necesario para dejar correr el reloj a su libre elección.
Hacia tanto que no disfrutaba con su compañía. Me transmite una fuerza que recupera la mejor versión de mi misma en el acto, tan solo su presencia es necesaria.
Puedo verla como con una tremenda habilidad recoge su pelo en una alta coleta, debido a su enorme volumen sobresale a ambos lados de su bien proporcionada cabeza.
Embadurna sus manos en su aceite de Ylang-Ylang , su hechicero aroma floral con toques de madera, no demasiado dulce como para resultar pesado, un perfumé que simplemente acabas anhelando.
Muy lenta y delicada, se sienta tras de mi, cruzando sus piernas muy cerca de mi cabeza. Sus brazos se extienden sobre mis costados, roza mis senos con el lateral de sus codos mostrando su habitual timidez inicial , deja su manos reposar en mis caderas, empleando la yemas de sus dedos para ejercer una leve presión surca mis crestas iliacas, a un ritmo tan extremadamente lento que mis sentidos van reaccionando pausada pero con creciente intensidad.
Mi respiración se comienza a entrecortar, quiero hablarle, deseo oír salir los melodiosos sonidos de su boca, pero el sentir sus manos sobre mi, me hace perder la cabeza, una envolvente fuerza no me permite emitir palabra entendible, solo una consecución de templados gemidos.
La palma de su mano amasa mi vientre, puedo sentir como mis abdominales responden a la presión, tras pedirme que suelte el aire comienza a oprimir mis costillas buscando sacar con el aire de mis pulmones cada rastro de tensión.
Su paso por mis senos es fugaz, tan solo deja sus manos un instante reposar en una especie de intercambio energético entre ambas, su rostro desciende, para otorgarme el placer de un cálido y romántico beso.
Como pretendiendo no aumentar en demasía nuestra ya elevada pasión, realiza una serie de movimientos dirigidos a relajar mis músculos pectorales. A cada presión de sus dedos en mi carnes, mis músculos reaccionan recolocándose, el constante hormigueo que siento en el cuello comienza a desaparecer.
Sus manos en el cuello son pura poesía.
A pesar de la distancia con el mar, puedo oír las olas rompiendo sobre la arena como si estuviésemos allí mismo.
Un escalofrió recorre toda mi espalda cuando comienza a tirar suave, delicada, con una fragilidad que ella solo domina, de mi nuca hacia ella, puedo respirar con mayor libertad, la punzante presión que condicionaba algunos de mis movimientos parece desaparecer.  El calor de la palma de su mano bajo mi cabeza ayuda aun mas a relajar mi musculatura.
Sumergiéndose bajo mi, avanza como si mi peso corporal no respetase las normas establecidas por la gravedad, parece serpentear sanando cualquier rastro de dolor que haya a lo largo de mi anatomía.
El placer ascendente provoca que la temperatura de mi cuerpo actue en concordancia. La noción del tiempo desaparece de mi mente, dejándome una vez mas bajo su erótico influjo.
Teniendo sus brazos sumergidos bajo mi en su totalidad, roza sus labios contra mis mejillas, susurrándome su amor por cada detalle de mi cuerpo. Centímetro a centímetro llega de nuevo hasta mis labios, su boca ardiente y carnosa, se acopla sobre la mía.
El desplazamiento de sus manos por mis riñones, empuja los gemidos que se acumulan en mi profundo interior. Amorosa y tierna, comienza ascender una vez mas clavando sus dedos en las ondulaciones de mis costillas, recorriéndolas una a una. Sus manos delicadas, se convierten en firmes puños que presionan mis axilas provocando el libre movimiento de mis brazos.
Derramando gota tras gota sobre mis senos y brazos, con una cadencia agobiante, a la que mi cuerpo reacciona estremeciéndose con recato, prosigue alargando el momento hasta que abro los ojos penetrando con mi mirada los suyos indicándole que devolviese sus manos a mi piel.
Obediente, como no suele ser normal en ella, su tiernas y perfumadas manos vuelven a ejercer la labor para la cual estaban concebidas, masajeando con seguridad y dulzura lo zona exterior de mis pechos, que visiblemente excitados muestran mis pezones oscurecidos y pétreos.  Deslizándose, arriba y abajo, combinando deslizamientos ligeros con tan solo la yema de sus dedos con firmes contracciones en las cuales situando la manos extendidas sobre mi busto a semejanza de un corsé presiona mi caja torafica obligándome a expulsar hasta el ultimo suspiro de aire.
Empiezo a sentir el silencio en mi, cada uno de mis pensamientos comienza a desaparecer.
Poder gozar con el movimiento de sus finos y ágiles dedos sobre mi cara, estimula mis sentidos como si de la zona mas erógena de mi cuerpo se tratara, el contacto sobre mis labios, mis pómulos, mi barbilla, los músculos de la mandíbula, bombardeaba endorfinas por físico.
El final de este momento fue marcado por un beso con sabor a dulce caramelo.
Mientras deja un sedoso y acogedor pareo sobre mi, y susurrarme que la aguardara un par de minutos, que enseguida volvería, cubre mis ojos con un pañuelo de la misma noble tela.
Casi con un sollozo le ruego que no pare, necesito su contacto mas que nunca....demasiadas sensaciones en los últimos días estan llevando mi cuerpo a un mundo casi olvidado, donde los placeres del cuerpo se desarrollan uniendo fantasía y realidad.

- Shhhhhhhhhh – es lo único que dice, emitiendo un sonido casi inaudible.

Antes  que mi mente vuelva a reaccionar, siento sus pisadas sobre los gordos escalones de madera, como una gacela por las praderas, avanza fugaz hasta situarse junto a mi.

- Me has echado de menos cariño?
- Desde el momento que te fuiste – contesto sonriente igual que siempre que estoy a su vera
- Continuemos entonces – su voz a adquirido ese punto dominante que tanto hace disfrutar a mi cuerpo – gírate corazón, le toca el turno a tu espalda...

Sin realizar preguntas, sumisa, situó mi cuerpo en la posesión indicada, con la intención de estirar mis vértebras lumbares, coloca una almohada bajo mi vientre, elevando y exponiendo mis zonas intimas tras quedar mis nalgas expuestas.
Colocándose tras de mi para empezar tan placentera labor, no puede evitar morder intensamente mis glúteos

- Me encanta marcar mi territorio - con una voz tan tierna que no puedo creer que fuese la misma mujer que acababa de hincar sus dientes sobre mi piel.

Tras esparcir la dosis de aceite correspondiente sobre mi espalda, glúteos y piernas, una ráfaga eléctrica recorre toda la longitud de mi cuerpo naciendo de un solo origen, la presión de sus puños en el centro de mis glúteos, coincide con la zona mas sensible del nervio ciático, espasmódicas contracciones tienen lugar en mis piernas y nalgas, un placer mezclado de dolor, que deseo no tenga fin. 
Pasan los minutos y Bianca, conocedora de la anatomía humana, tanto femenina como masculina, a conseguido transformar mi ardiente pasión en un manso sueño.
La calidez que emiten sus manos desprenden sustancias sedantes a su paso, las cuales cumplen a la perfección con su misión, me encuentro totalmente entregada a sus deseos, jamás pude resistir a sus encantos.
Se coloca justo detrás de mi, cuando estando situadas sus manos sobre mis caderas, sus rodillas conectando con mis muslos por la zona exterior,  y sus pies aferrándose fuertemente por encima de mis gemelos siento una inédita presión sobre mi sexo.
Vuelvo mi cara buscando entender.
Algo no cuadra es ella, esta tal y como había estado cinco minutos antes.
No es una de las tantas veces que tras excitar lo mas profundo de mi ser, Philippe se une aportando toda su explosiva sexualidad.
Su gesto inmutable, solo cambia para lanzarme desde sus provocadores labios, un beso que siento llegar de inmediato.
Giro nuevamente mi cara dejándola reposar contra la mullida almohada.
La presión desaparece, continuando Bianca sus etéreos movimientos.
Morbosa como le gusta ser, la amenaza vuelve hasta mi húmeda hendidura, no lo puedo comprender, aunque tampoco me esfuerzo en conseguirlo. Como si fuera un verdadero miembro masculino, siento como se deslizaba pausado desde mi jugosa vulva hasta mi zona anal, intento girarme, pero me susurra que no me debo preocupar, no hará nada que no me guste, deja su cuerpo caer sobre el mío, siento como alojada entre mis nalgas, una presencia masculina me hace arder en deseos.
Puedo oler levemente como una fragancia a mora llega hasta mi, pero al contrario que otras veces, esta vez se derrama sobre el orificio prohibido y resbala hasta lo mas caliente de mi ser. El aceite comestible es una de mis debilidades, me encanta cubrir un cuerpo desnudo y sumergir mi lengua en el universo del sabor.
Una punzada recorre mi espina vertebral en dirección a mi cabeza.  Con una habilidad digna de una maestra del sexo, su recién adquirido miembro viril, comienza a dilatarme, a pesar de mi mente no poder entender, todo el resto de mi cuerpo sucumbe sin remedio.
- Ya se lo que se ocultaba bajo los envoltorios de papel...
El recorrido que emprenden sus manos subiendo por mi espalda hacia mi cuello, vuelve a desconectar mis alarmas.
Una vibración, natural, casi humana, azota mi ardiente sexualidad, provocando un extraño placer, es un placer intimidador, no solo es  puro gusto, si no un momento sobrecogedor, donde intercambiando el sentido y significado de uso, me dejo llevar absorta por el puro deseo.
Lenta y metódicamente, introduce milímetro tras milímetros, en un delirante juego de tira y afloja.
-Te amo corazón, disfruto tanto..... – sabe que su voz me ganara ahora y siempre, por eso, no duda de usarla en su ventaja.
- Hazme tuya Bianca...
La con anterioridad lentitud con la que me penetraba, se transforma en una serie de profundas acometidas, donde apoderándose el mas lujurioso de los deseos de todo mi sistema nervioso, puedo sentir como se acopla a mi con tremenda facilidad, un desmedido orgasmo grita por salir de mi interior, desatando la locura por mi boca, una consecución de gemidos y suspiros salen atropelladamente perdiéndose en el universo.
Sus manos vuelven a deleitarme, pero esta vez el instrumento que toca es mi endurecido y palpitante clítoris, llega hasta el apareciendo de la nada, sus movimientos parecen imperceptibles, pero una electricidad magnética viaja desde sus dedos hasta mi sexo.
Aunque no puedo creerlo, mi amante y compañera, adaptable y camaleónica, hunde su miembro en lo mas profundo de mi anatomía. Siempre supe que su lado masculino estaba muy desarrollado, era algo sublime. 
Continua penetrándome, delicada y firme, lenta y suave, mientras unos maravillosos e intensos orgasmos, evidenciaban mi creciente receptividad.

- Quiero verte cariño! – exclama imponente, obligandome a girar hasta quedar cara a cara, tras bajar mi vista, veo como de su zona pélvica, un generoso y precioso aparato masculino de un tierno color rosa, se muestra ante mis ojos desafiante, aferrado a ella gracias a un cinturón que recorre toda su cintura.

Tras colocar todo mi cuerpo extendido boca arriba, elevo mis piernas sobre sus hombros, con un ritmo y una intensidad propia del mas salvaje macho, continua usando mi feminidad. Nuestros recién adquiridos roles, empiezan a compaginarse a la perfección, sus movimientos van acompasándose con el contoneo de mis caderas, siento como me envuelve un torbellino de éxtasis.
Enajenada o cuerda, el libidinoso encuentro parece ser infinito.
¿Qué motivo me a llevado a perderme semejante delicia? Una oleada de dicha y felicidad sacude mi cuerpo, pidiéndole cándidamente como si de un varón se tratase que se corriese en mi interior, la caricia que su dedo gordo propicia sobre mi ya sobreexcitado clítoris, me provoca tal corrida que toda la extensión de su juguete rosa es nuevamente lubricado, resbalando en mi interior con una facilidad asombrosa, sacando hasta el ultimo centímetro, deliciosa, recoge la mayor cantidad del espeso fluido que ante mi perplejidad sale de mi vagina.
Abrazadas, saciadas, sudadas, caemos en los mas profundos sopores oníricos , sintiendo nuestra alma rebozar de felicidad y plenitud. 

Ver parte 5

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Wald Elfi


lunes, 19 de enero de 2015

La Calidez. Parte 5

La ducha me resultaba tremendamente reparadora, el ritmo cardiaco que sacudía mi corazón parecía no terminar nunca, subí la intensidad del agua caliente buscando relajar mi cuerpo, la sutilidad con la que se desarrollaban los acontecimientos me permitía aun mas disfrutar con los tórridos recuerdos que se acumulaban en mi cabeza, Dudu y Regina habían quedado grabados en mi, volvían una y otra vez a mis pensamientos, podía verlos perfectamente ante mi, sentir su imponente presencia llena de ardiente intensidad. En lugar de conseguir la relajación pretendida, nuevamente mis manos mas que limpiar mi cuerpo, dedican por toda mi piel la mas delicadas de las caricias, mi respiración se vuelve acelerada, cierro los ojos deseando liberar mi mente, volar libre y soltar todos mis amarres, para desvanecerme en un placer infinito, propio, aturdido por la presencia de tan eléctrica pareja, que conocedores de los mas sublimes placeres, compartieron junto a nosotros tan explosivo momento.

Mis rodillas tiemblan, cuando desde la planta inferior, un susurro conocido llega hasta mis oídos.
Junto a la voz de Philippe, la mas sublime de las voces vuelve a entrar dentro de mi, revolviendo en mi estomago un torbellino emocional, me hace cuestionar mis propios sentidos, no puede ser, en teoría es imposible, si mismamente ayer por la mañana me dijo que este año no podríamos vernos.
Acabe de tomar mi ducha lo mas veloz que pude , no podía dar pausa al caudal de pensamientos y emociones que me recorrían, agarrando la toalla salí del baño buscando la escalera, quería confirmar a mi oído, no podía ser una imaginación, era su voz.....
                       
Su magnetismo animal seguía intacto, mi fiera salvaje, mi maestra y confesora, llenaba cada porción de mi retina con una imagen la cual me había hecho a la idea de no ver.

- Pero tu que haces aquí? – dejando caer su toalla mientras extendía sus brazos buscando el contacto directo, parecía acabar de creerse que realmente estaba allí con ellos, fundiéndose ambas en un tierno y largo abrazo, como trozos de un puzzle que encajaban entre si después de mucho tiempo separados.
- No te alegras de verme? – susurro cerca del oído de la eufórica Aruna, que arrolladora, apretaba entre sus brazos, estrujando sus senos desnudos contra el pecho cubierto gracias a la leve camiseta que disimulaban sus tan jugosos pechos, las manos de ambas recorrían sus cuerpos en un intercambio sublime, daban la impresión que buscaban algún cambio a lo largo de su anatomía.
- Claro tonta, como si no se me notase!! No imaginas lo triste que me puse tras saber que no vendrías – contestaba Aruna casi fuera de si por la emoción acumulada.
- No tenia confirmado el vuelo, y preferí no decir nada por que el próximo salía en una semana, ya sabes, es lo que tiene la isla, si no salía a medio día de casa era imposible llegar hasta aquí antes que volvierais a España, así que sorpresa!!

Sentir el contacto con Bianca relajaba mi espíritu, Philippe aportaba mucho a mi vida, pero cerca de ella todo era diferente. Podía parar mi mente y dedicarme a sentir, percibir cada instante del día como el momento único que es, sin prejuicios, liberada de la moralidad que reprime nuestros instintos, dando lo mejor de mi misma, con un solo objetivo el placer de estar vivos. La melodía que emitía su voz tras salir de sus labios se convertía en huracán que arremetía una y otra vez contra la parte racional de mi cerebro, cuantas noches tras charlar, reír, despotricar, cotillear y liberar nuestro sarcasmo mas mordaz a través del teléfono, acababa sintiéndome trasportada por las sórdidas aventuras que el destino le deparaba, mientras daba rienda suelta al fuego interior para sumergirme en el mas sublimes de los deleites.

- Sorpreson diría yo!! No sabes como te echaba de menos, te necesito cerca amor – estampado sus labios Aruna  con tal fuerza que Bianca, descuidada, tuvo que esforzarse en respirar profundamente por su nariz para poder aguantar el apasionado beso que su  leal amiga y ocasional amante le estaba otorgando – te quiero sola para mi, sígueme....
- Veo que no piensas darme tregua – contesto la apuesta morena, mientras delicadamente depositaba la taza de café sobre sus labios inclinándola firmemente para saborear cada sorbo, levanto su magnifica figura, seria digna de la mejor de las pasarelas, aquel cuerpo de líneas clásicas hubiese sido halagado en la antigua Grecia tal y como lo es en la actualidad – menos mal que descanse cinco minutos al llegar
- Así? Sin mas?? Ya me abandonáis?? – comentaba un risueño Philippe
- No tontorron – mientras giraba para guiñarle un ojo – todavía te dejo que me subas la maleta...eso si, luego, tu mujer y yo tenemos derecho a un rato de intimidad, no ibas a traernos algo de fruta? – tirandole un beso desde sus armónicos y carnosos labios.
- Si es que no cambias – cambiando la sonrisa por una mueca que trataba de mostrar un enfado, que el centelleo de sus ojos, demostraba no ser real.
- Venga amor, que tenemos muchas cosas de que hablar, ya habrá tiempo para que Philippe nos entretenga – soltó Aruna casi desde la planta alta.

Los recuerdos almacenados por aquella casa, comenzaba a reflexionar Bianca, provocaban que un permanente erotismo flotara en el ambiente. El frió suelo de cemento pulido de la planta baja, contrastaba con la calidez de las molduras de madera, durante los duros días de verano, cuando Helios señor del sol, imponía su dominio sobre todo ser vivo, permanecer tumbados sobre los pareos o cómodamente sobre las hamacas, sintiendo todo el frescor rodear tu cuerpo, conversando largo y pausado, disfrutando del placer de las palabras, en tardes que concluyen tras bajar placidamente al rió.
Toda esa energía positiva, se acumulaba haciendo de ella nuestra cueva privada donde soñar deleitándonos en nuestra compañía, Aruna y Philippe, eran sus creadores, con constancia habían logrado establecer un lugar para el esparcimiento de los sentidos, un lugar diferente de lo común donde liberar todo el potencial de nuestra imaginación.
Llegar por el camino de arena podía ser un mágico paseo en un día soleado, o convertirse en la mas difícil de las hazañas tras los  días de lluvia tan habituales en Bahía.
Una vez cruzabas el oscuro rió por consecuencia de la elevada concentración de hierro, acababas de comprar un pasaje hacia el paraíso, la inclinada ladera, gracias al esfuerzo del señor Gonzalo y toda su familia, había sido convertida en un jardín comestible repleto de frutas tropicales como mamaos, abacaxis, bananas de multitud de variedades, las mangas rosas mas deliciosas acompañadas por aguacates de un tamaño increíble, no visto fuera de la región, y el cacao fruto que hasta que no conoces en origen no sabes lo increíble que puede ser, sentir la pulpa que rodea la simiente recién cosechada es lo mas similar a sentir un orgasmo en la boca.
La tremenda cascada o cachoeira como dicen en el país, era el colofón espectacular que daba vida a todo el jardín gracias a su potente caudal, llevando el preciado liquido hasta las plantaciones gracias a una red de canales y estanques que con sus preciosos nenúfares y la poderosa presencia de la selva virgen justo al fondo de la imagen, cautivaba al mas exquisito de los humanos.
Dejada a tras tan magnifica plantación, la frondosa vegetación existente creaba una cúpula verde sobre nuestras cabezas, era el preámbulo al edén. 
Franqueada por los restos del antiguo muro levantado piedra sobre piedra por las manos de los esclavos raptados en el continente africano, la entrada de la finca indicaba claramente la delicadeza y el refinado gusto de los anfitriones, en un intimo baile, enredaderas de coloridas flores, trepaban entre una especie de bananera cuya flor era de una belleza comparable a la mas linda de las orquídeas, estas también estaban presentes junto a gigantescos parásitos de aspecto similar a  los cactus, colonizando las alturas creadas por los inmensos árboles que salvajemente pedían recuperar para si este territorio. tras cruzar el tosco portón de madera, una suave pradera se extendía bajo nuestros pies invitando de entrada a caminar descalzos, jóvenes cocoteros se erguirán presumidos adquiriendo en ocasiones sus troncos formas fálicas, cuyas bases decoradas con plantas de unos sorprendentes colores oscuros que dominaban desde los tallos hasta las mismas flores.
Paso a paso nuevos descubrimientos estimulaban sensualmente los sentidos de los afortunados visitantes a tan particular edén, hamacas colocadas estratégicamente reservadas de las miradas ajenas invitaban a disfrutar con todo placer imaginable, pomposos setos herbáceos rompían la visión creando una y otra vez un rincón nuevo donde pecar. La sencilla casa se adaptaba perfectamente al paisaje, las paredes de piedra se camuflaban de maravilla gracias al musgo y las trepaderas, incluso algún helecho que crecían libremente. El rustico techo de teja antigua, rescatada de la antigua hacienda desde donde se dirigía la hoy ya no existente plantación de cacao. Su interior, escasamente amueblado, era un ambiente diseñado para el esparcimiento sensorial, las vigas provenientes de maderas rescatadas del suelo húmedo de la selva y rigurosamente seleccionadas, partían desde el frió pero acogedor suelo hasta los altos techos que coronaban en unas fantásticas lámparas arabescas, la amplia escalera era uno de los lugares preferidos para entablar largas conversaciones, las espléndidas vistas servían como telón de fondo a confesiones privadas que solo dos grandes amigas se pueden contar.

Mi lugar predilecto era la enorme cama, podía estar días en ella, tenia el punto de dureza adecuado pero conservando un tacto blando que te atrapaba irremediablemente, Aruna amaba las suavidad y necesitaba sentirla constantemente, sus sabanas siempre eran de lo mas delicado, la mosquitera propia de un cuento de hadas estaba decorada por unos detalles de un erotismo evocador, las gruesas vigas que coronaban el dosel lucían unas vetas con dibujos obra de la madre naturaleza, no sabia de que manera Philippe se las apañaba para tener siempre la pequeña mesa  del rellano rebosante con agua y fruta fresca, en ocasiones durante largas y tórridas noches de sexo desenfrenado, un feroz apetito atacaba desde nuestro estómagos y nunca necesitamos bajar mas allá de la escalera, siempre oculto tras alguna pieza de fruta un bombón de chocolate conseguía sacarnos la mayor de las sonrisas.

- Bueno entonces aprovechare para hacer mis tareas y luego comemos juntos – dijo Philippe sacando a Bianca de sus pensamientos
- Estupendo cariño, que tengas una mañana preciosa – contesto Bianca, mientras le daba dos sonoros besos en sus pómulos prominentes y un tercero en sus labios
- Hasta luego vida!! Te dejo en las mejores manos!! – grito Philippe bajando la escalera
- Como lo sabes!! – grito desde el baño una excitada Aruna

Por fin estábamos de nuevo juntas, no quería ni recordar el tiempo que llevaba sin verla, entre una y otra cosa la vida no nos dejaba estar todo lo unidas que nos gustaría, pero no iba dejar que mis pensamientos gastasen nuestro tan preciado y escaso tiempo.

- Deberías venirte a vivir con nosotros – soltó tajantemente Aruna
- Eres una osada, acabaríamos matándonos!!
- Parece mentira que digas eso....alguna vez discutimos?
- Por que no vivimos juntas, si no ya me dirías tu – mientras le acariciaba el cabello tímidamente casi como dos desconocidas
- Dame una razón, solo una....
- Acabaríamos nuestra magia cariño, es mejor así.... sabes que te echado mucho de menos....tengo tanto para contarte....tanto para mostrarte – la caricia había descendido postrando sus manos contra los riñones de Aruna, la cual dejando el cepillo que con el cual desenredaba sus rojizos y lisos cabellos giro sobre si misma hasta situarse cara a cara, sus miradas se cruzaron con una elevada intensidad, sus rostros relajados expresaban la paz que se daban entre si, las manos de Bianca quedaron sobre las caderas de Aruna, aferrándose las dos en un profundo y sincero abrazo
- Amor tengo la espalda un poco cargada, que tal están tus manos? – la pregunta en si era bastante irónica, las manos de la intrépida suiza eran pequeñas, suaves, sensuales, delicadas, sabe donde tocar, cuando y como entrar en cada rincón, esas manos se mueven solas no tienen fronteras, tocando en los lugares justos y con la presión correcta, cuando se desliza es como si lo conociera si fuese su propio cuerpo el que toca, haciéndolo suyo, una manos en las que abandonarse...
- Para ti siempre están listas, prefieres en la cama o en el tronco?
- En el tronco siempre –abrazándose mientras saltaba de la felicidad – recojo unos pareos y bajamos, necesitas algo?
- Dame cinco minutos, saco algunas cosas de la maleta y bajamos
- Me has traído algún regalito – dijo impaciente una feliz Aruna
- No te basta conmigo? – riendo mientras le guiñaba un ojo en ese gesto tan característico en ella
- Jo no me pasas una...claro...pero como siempre me sorprendes...
- Ven y descúbrelo tu misma

Abriendo su maleta de viaje estilo años veinte, una gama de brillantes colores aparecieron ante mi, hermosas telas dignas de una princesa hindú, tejidos sensacionales que componían vestidos, fabulosas camisetas, exóticos bikinis y pareos, junto a su par de chanclas y sandalias, ocupando gran parte del espacio, dejando un no muy amplio lateral  para unos objetos que se ocultaban bajo sus envoltorios de papel, conociendo su carácter cualquier cosa seria posible.....


Wald Elfi







lunes, 12 de enero de 2015

La Calidez. Parte 4

La impresión que me causaba verla ante mi era sobrecogedora, si los últimos días estuvieron llenos de pasión y fantasía, lo único que lo podía incrementar seria su llegada. Para nada podíamos imaginar que estaría con nosotros, la hacíamos surfeando en algún lugar del Pacifico, su verdadero amor. Aruna y Bianca, eran cada una la cara de una moneda, opuestas y complementarias, cada vez que estaban juntas nada a su alrededor podía ensombrecer su mágica conexión. Cada vez que empezaban a conversar la una acababa la frase de la otra, dando la impresión de estar la una dentro de la otra.

La primera vez que pude disfrutar de la presencia de Bianca, fue durante un duro día de marcha en lo mas profundo de la mata atlántica, tras horas de un agotador esfuerzo, el grupo del que éramos parte llegamos a una zona de especial interés debido a el gran numero de orquídeas que se encontraban en el lugar, el que en principio era nuestro objetivo fundamental, se presento ante nosotros en tal cantidad y proporción, que las memorias digitales pronto comenzaron a llenarse con cientos de fotografías. Cuando los primeros integrantes del grupo decidieron dar por concluida la sesión fotográfica, dieron comienzo a preparar una merienda bajo la densa sombra que otorgaban las bananeras cercanas al pequeño arroyo que cruzaba tan bello lugar. Yo decidí seguir indagando en tan exuberante paraje, en busca de la orquídea perfecta. Parándome entre unos helechos gigantescos, pude oír los roncos suspiros que emitía una mujer no muy lejos de mi. Subida en el tronco seco de un gigantesco ficus, con la mirada perdida ante el firmamento, apareció en mi objetivo exuberante de belleza, regalándome la mejor fotografía posible. Deleitándose a si misma, sin importarle el mundo exterior, continuo hundiendo uno a uno los dedos por su interior, sacándolos a continuación para introducirlos en su boca y succionarlos con lujuria, sintiéndome un fotógrafo erótico continué disparando mientras la erección mas brutal hacia presencia en tan excitante momento.
Muy cerca mía pude ver como otro integrante del grupo estaba contemplando exactamente la misma escena que yo, pero debido a que se encontraba algo mas bajo que yo en la ladera, el no podía verme a mi. Gracias a que había desconectado el sonido de la cámara, pude permanecer en el mas absoluto anonimato, lo que me permitió llegar a captar escena tras escena uno de los encuentros sexuales mas potentes por mi vistos hasta el momento.

El otro fotógrafo esporádico fue sorprendido inesperadamente por la mirada de Bianca, sus ojos se clavaron en ser con una fuerza arrolladora. Súbitamente el se dispuso a dejar su cámara guardada en su funda, rápida pero atropelladamente, atino a deshacerse de su mochila, introduciendo precipitadamente la cámara en su interior, dando la impresión de que esta se resistía a entrar completamente, la escena adquiría por momentos un tono humorístico que se reflejo en la sonrisa maliciosa que la sensual boca de tan irreverente ninfa mostró para mi objetivo.

Ella descendiendo hasta colocarse cómodamente sobre el pulido tronco, extendiendo su mano izquierda le indicaba con sus dedos que se acercara, sin pensarlo dos veces, igual que respondería un perro ante su dueña, se acerco velozmente tratando de avanzar con rapidez entre la espesura de la vegetación que le antecedía, continuando con la misma clave de humor, los pasos de el pasaron de torpes a casi milagrosos, llegando tras varios traspiés hasta los pies de su diosa. Soltando una carcajada que debió de oír el resto del grupo ya que no estaríamos a mas de doscientos metros, elevo la cara del que seria su compañero sexual situando su pie justo bajo su barbilla y elevándolo suavemente indicándole que debía subir algo mas arriba, sumiso se dispuso obediente, situando sus manos sobre las fuertes caderas de ella y justo cuando la cabeza de el llego a su entrepierna, situó nuestra ninfa sus manos sobre ella empujándole contra su sexo mientras abría un poco mas sus piernas dejándole espacio para que no tuviera ningún impedimento a la hora de tan honorable misión.

Tras largo rato utilizando a su espontáneo vasallo, sin cambiar prácticamente de posición solo azotando el rostro de su humilde compañero con los fuertes movimientos pélvicos que realizaba, decidió que era momento de que otra zona de su mágica anatomía recibiera su ración de placer. Girándose sobre si misma quedando totalmente abrazada a su anteriormente respaldo, extendió sus brazos sobre la corteza del gigantesco árbol, reclino su torso, exponiendo la entrada al paraíso, su esclavo en un ademán de retomar la compostura, se levanto y bajo los pantalones tan rápido como fue capaz, ella dominante como solo una mujer como ella podía ser, le ordeno que volviese a bajar y siguiera exactamente con lo que hacia con anterioridad. Sin decir la mas mínima palabra el bajo su cara hacia un culo que pedía ser profusamente deleitado. Esa mujer estaba echa para el goce y sabia como quería recibirlo, a pesar de el insistir en lamer y besar sus labios íntimos, ella elevaba su rostro para situar la lengua que le ofrecía placer a la altura de la cueva que tantas veces Aruna me había prohibido visitar en su espléndida anatomía. El invitado de honor seguía  concienzudamente su labor, introduciendo todo lo posible su lengua en tan apretada cavidad. Apretaba sus glúteos en un insistente vaivén, sus manos apretaban con firmeza la cabeza de el, aferrándose al tremendo instante de placer que parecía recorrer todo su ser.

El se levanto nuevamente, en esta ocasión la dominante ninfa permitió que su atónito amante acercase su virilidad hasta la entrada de su hendidura, devolviéndole una mirada acosadora, el se introdujo muy despacio y haciendo gala de un respeto que rozaba la dominación, prestando una atención reverencial ante los movimientos de su dueña, agitando en un contoneo casi espasmódico sus glúteos, introdujo casi completamente todo lo que el le ofrecía. Ella descarada le incitaba con frases bastante subidos de tono que provocaban el incremento de intensidad en las embestidas que recibía,  cogiendo las manos de el y situándolas sobre sus dos fabulosos pechos, indicándole claramente que las apretara entre si, quería sentirse completamente dominada pero no era algo sencillo. Tras una consecución de brutales embestidas que la hacían sentir la presión del tronco contra ella, su partenaire de excepción acabo arrojando irremediablemente toda su simiente en su interior, tras sentirlo depositado en lo mas profundo de si, se alzo girándose sobre si misma y mostrándole claramente que aun no había quedado satisfecha con el gesto de su mano sobre su placido miembro, le beso apasionadamente en los labios apoyando sus manos encima de sus hombros y presionando hacia abajo.... aquella mujer no era una mujer cualquiera, irradiaba una energía particular e increíblemente potente, todo la selva parecía deleitarse con su presencia.

Los duros movimientos que realizaba delataban que su momento estaba a punto de llegar, su cara se congestiono por un momento, la presión de sus labios se reflejaba a lo largo de su perfecta mandíbula, las dulces facciones de su cara volvieron, cuando tras sacudir enérgicamente su cabeza hacia los lados, desato en un frenesí mientras clavaba sus uñas sobre los hombros y la espalda de su afortunado y aun incrédulo compañero en tan intimo momento. El parpadeo rojo que me avisaba que la memoria se encontraba completamente llena, me hizo darme cuenta que no había parado de fotografiar, tras comenzar a ver alguna de las instantáneas, pude observar como justo cuando el orgasmo hacia su presencia en ella, sus ojos obscenos penetraban la lente de mi cámara trasladándose hasta lo mas hondo de mi alma.

Tratando de disimular lo mayor posible, volví con el grupo mientras trataba de relajar la excitación de mi mente, quería borrar lo visto, volver con el grupo y seguir con el resto del día con la mayor normalidad posible, pero con Bianca cerca eso no seria posible, tras llegar y besar con mas pasión de la que el momento precisaba a mi amor, sentí su mirada clavada con una fuerza magnética sobre mi, tal y como me giraba la atlética y bronceada ninfa apoyaba su mano en mi, comentándome al oído:

- Has sido malo, no esta bien eso de fotografiar sin pedir permiso, aunque en tu caso haré una excepción.....espero veros pronto
Dijo acercándose y besando dulcemente los labios de Aruna, que tras la sorpresa inicial le respondió con un encantada de conocerte  y una cara de picardía que muchas veces aparece ante mi en lo mas placentero de nuestros encuentros, provocando la mas caudalosas eyaculaciones......


Wald Elfi







domingo, 11 de enero de 2015

La Calidez. Parte 3



El silencio a su alrededor, levemente interrumpido por el suave y melódico trino de aves conocedoras del paraíso, invitaba a continuar disfrutando de ese mágico momento que es el amanecer, la suavidad de las sabanas se extendía por encima de su piel activando dulcemente, poro a poro, cada centímetro de su exuberante cuerpo,  roneante gozaba desperezándose, extendía sus brazos, giraba  muy despacio sobre si misma, sus pies que recorrían cada extremo de la cama empujaban sobre la mosquitera buscando comenzar un nuevo día.
Tras deleitarme con la visión de su figura camuflada bajo los pliegues de la sabana, decidí que la noche para ella aun continuaría, acercándome muy lentamente hacia las ventanas, sintiendo bajo mis pies como la madera a pesar de llevar tan solo unos minutos recibiendo rayos de sol ya comenzaba a subir de temperatura,  cerré las contraventanas y baje las cortinas, quería que descansase, ayer fue una jornada agotadora y el cuerpo necesita también reposo, hoy el despertar lo marcara el aroma del café.





La habitación, era un verdadero placer, bien entrada la noche cuando la selva es recorrida por una brisa fresca, estar en su interior resultaba de lo mas acogedor, gracias a sus grandes cristaleras recogía un gran calor, que invitaba a deleitarse con las excepcionales vistas de la floresta tropical, durante el día, si cerrabas completamente las ventanas permanecía fresca durante gran parte del día, siendo entonces un lugar donde resguardarse del sofocante calor diurno.
Sentía mi cuerpo palpitante, una vitalidad reconfortante recorría todo mi interior, algo en mi quería saltar y comerme el día, sin embargo la suavidad de las sabanas resbalando sobre mi piel despertó el que en principio era un leve recuerdo, seguidamente una ráfaga de visiones aparecieron ante mi, pronto desbocaron y el recuerdo fue tomando forma transformándose en una escena del séptimo arte que se emitía para un publico completamente privado, los turbadores recuerdos dieron paso a mi, tan fácilmente estimulable imaginación.
Súbitamente sentí como mis manos muy dulcemente acariciaban mi vientre, continué mi intima caricia sobre mis pechos, mi cuerpo sentía un fuego nunca antes conocido, todo mi ser resudaba sensualidad, los latidos de mi corazón empujaban mi torso viendo como mis pezones endurecían y mi piel se erizaba, mi mano derecha comenzó nuevamente a bajar lentamente, no podía tomar el control, normalmente despertaba casi sin tomarme nada de tiempo, salía disparada de la cama en dirección a un día mas, hoy no, hoy disfrutaría mi amanecer. Mis ojos se abrieron, tomando conciencia de mi pequeño error, el día ya había comenzado, no para mi que seguía placidamente en la cama, mi gran amor, Philippe, había cerrado completamente las ventanas, creándome un ambiente perfecto para disfrutar aun mas en el mundo de los sueños. 
Una aromática fragancia de café inundaba la habitación, radiante deje que mi manos siguieran su juego, abusando de las yemas de mis dedos, rozaba muy lentamente por encima de mi vello, recordaba el minúsculo tanga de Regina, sin duda tendría que recortar un poco para poder usar uno semejante, si yo creía que mi sofoco no podría ir en aumento me equivocaba, recordar el encuentro de ayer hacia que mi cuerpo se retorciese de placer, vibrando sentí como mis dedos apretaban mis labios, siguiendo con rápidos y rítmicos movimientos sobre mi centro del placer, todo mi cuerpo exploto en un sobrecogedor torrente de impresiones, que iban desde escalofríos, hasta unos temblores que empujaban mi mano sobre mi vulva en un roce cercano a la penetración, la imagen de Dudu apareció fuertemente ante mi, sintiendo como me desvanecía en un orgasmo diferente, largo y fuerte, se sacudía dentro de mi, provocándome espasmos justo en el momento que sentía la mirada de Philippe sobre mi,  su enorme sonrisa mientras daba un sorbo a su taza de café, y el brillo centelleante de sus ojos, me dejaba claro que estaba disfrutando del espectáculo, pero sin duda la excitación latente bajo sus pantalones era la prueba mas fehaciente que el placer era conjunto.

- Buenos días mi vida, ¿qué tal dormiste?
- Hola mi cielo, que rico aroma!!
- Te apetece un poco? – comenta Philippe mientras se acerca a la cama, dejando la taza sobre la rustica mesa de noche para poder abrir la mosquitera.
- Claro!!

Mientras se acerca, me  reclino sobre las almohadas, las sabanas caen dejando mi cuerpo desnudo bañado por la luz de un potente sol que entra por la ventana prometiendo un radiante día, puedo sentir como el calor provoca que las primeras gotas de sudor comienzan a surgir de mi piel, después del fantástico despertar, creo que pronto voy a necesitar una ducha.

- Sabes que me encantas? – pregunta sarcásticamente Aruna
- Nunca me había percatado – comenta altanero, mientras una risa escapa de su boca – no será por el café?
- Por el café también – mientras mueve hábilmente su manos hasta situarlas encima de su virilidad erecta – y por ella..... – comenzando un movimiento para introducirla bajo los pantalones

Mientras la mano de Aruna entra, siento como su piel emite un calor intenso, ingenuamente situó mi mano sobre su frente, esta hirviendo, la beso en los labios y puedo sentir como su boca es puro fuego

- Te encuentras bien? – Pregunta Philippe inocentemente
- Por supuesto... acaso no me ves bien? – mientras coqueta acomoda su cabello sobre sus finos hombros y continua insinuante jugueteando con la mano entre sus piernas, sube delicadamente dejando que sus uñas se deslicen sobre la piel, es un movimiento sutil, pero consigue que bajo los pantalones su miembro pugne por escapar.
- Si sigues por ahí no salimos de la cama....
- Acaso tienes algo que hacer? Recuerda que si estamos aquí, es para relajarnos un tiempo.... – sus manos, mostrando una maestría propia de una profesional, había comenzado un movimiento de sube y baja sobre su pené que provoco que las caderas de Philippe se acompasasen, provocándole un placer enorme, acercando su feliz cara hacia Aruna, comienza a besarla apasionadamente.
- Solo quería acercarme a por algo de fruta y verdura... puedo salir dentro de un rato

No pude evitar lanzarme encima de el mientras pronunciaba las ultimas palabras, coloque firmemente mis piernas a ambas partes de su cadera, uniendo mi sexo con el suyo,  exceptuando mi camiseta todo mi cuerpo  desnudo insistía en buscar el contacto de la piel de mi amante, mientras masajeaba mis pechos, podía ver el morbo reflejado en su rostro, el contacto con sus duras manos hizo que mis pezones presionaran sobre la tela, pasando las manos bajo mis brazos, cruzo sus manos sobre mi espalda aferrándome hacia el, su pene, oculto bajo sus pantalones, frotaba en un movimiento circular que habría paso en lo mas intimo de mi cuerpo, no podía soportar mas, necesitaba sentirlo dentro, lo necesitaba ya....

Aruna había atrapado en su interior todo el calor del trópico, su piel ardiente, me contagiaba un intenso calor, casi sofocante, mi cuerpo en un intento por refrigerarse, comenzó a sudar, sudor que parecía aumentar su excitación, sus labios recorrían mi piel, absorbiendo cada gota, besándome, mordiéndome, tras deslizarse ágilmente hacia atrás, situó cada mano a un lado de los pantalones y mientras clavaba sus ojos sobre los míos, comenzó a bajarlos dejando toda mi sexualidad junto a su boca, tras un par de dulces caricias y algún tímido beso, comenzó a meterse el inicio de mi miembro entre sus labios, en un movimiento acompasado con los empujones que lanzaban mis glúteos, podía sentir todo el calor de su interior que me excitaba de sobremanera, sentía como vibraba en su boca en un intento de introducirse mas adentro, mi pie había quedado colocado justo bajo ella, rozando justo donde se encuentran las piernas, provocando que de vez en cuando un jadeo provocase que mi pene entrase aun mas en su interior. La humedad y el calor que reinaba en su vulva facilitaba el roce, siendo mi dedo gordo el pionero en visitar su interior, introducía la punta buscando su confirmación, la cual me transmitió empujando ella misma en busca de una mayor satisfacción, lo oprimía con ganas queriendo tenerlo completamente dentro de ella. Aruna emitía sensualidad, una sensualidad arrolladora que provocaba que todo mi ser vibrara ante el pensamiento de estar en su interior, no era la misma que otra tantas veces, estaba decidida a coger las riendas y galopar tal cual lo haría una amazonas  a lomos de su corcel.

Tras volver a situar su cara a la altura de la mía y fundirnos en un tórrido beso inundado de sexualidad, introdujo resuelta su mano entre nuestros cuerpos agarrando mi sexo y colocándolo a la entrada de su maravillosa cavidad interior, comenzó a torturarme en un rítmico movimiento de caderas, en el que tan solo permitía que la punta de mi masculinidad entrase en su magnifico jardín. Tras colocar sus manos sobre mi pecho y reincorporarse, comenzó un frenético baile gobernado por sus lumbares, mientras sus glúteos apretaban y soltaban, provocando que mi pene se abriese camino en su ardiente interior. 



Podía sentirle como muy lentamente penetraba, rozaba a su paso elevando mas aun la calidez que emitían las paredes de mi interior, sentía como las orejas me ardían, necesitaba sentir sus labios sobre mi piel, sentir como sus dientes agarraban mis lóbulos, como estiraban mis cartílagos, el erotismo y la sensualidad estaban dentro mía, por fin volvía a sentirme yo misma, estaba repleta de vida, y pronto repleta de el, con sus manos sobre mis glúteos, apretaba en busca del placer definitivo, de soltar su elixir dentro de mi..... el rítmico y acelerado balanceo bajo mi, provocaba un cálido y fluido torrente que descendía de mi interior sobre su miembro, derramándose sobre su cuerpo. Reclinando su cuerpo, comenzó a morderme los pezones como si los quisiera arrancar, el contacto de sus dientes resultaba placentero, descargas eléctricas recorrían mis senos en una mezcla de placer y dolor, sus ojos penetrantes buscaban mis rostro entre mis cabellos, que danzaban alegres entre nuestros rostros,  tras el primer contacto visual, sentí como de mi interior  fluía una serie de orgasmos cortos e intensos, que inundaban mi estomago retorciendo mi interior, buscando rellenar cada hueco de mi intimidad.


Podía sentirla vibrar sobre mi, creo que nunca la sentí irse de tal forma, la fragancia que emitía, dulce y salvaje, levantaba lo mas primitivo de mi ser, arremetiendo ferozmente contra ella, elevándola sobre mis brazos una y otra vez, me deshice en su interior, soltando toda mi pasión, inundando su vagina con todo mi liquido seminal, seguí los movimientos hasta sentir como la extenuación recorría mis músculos, no podía moverme, pero todo el erotismo reunido hacia que mi sexualidad permaneciese firmemente en su interior.

Tras unos apasionados besos y unos mimos reconfortantes, salió de la cama en un felino movimiento para deslizar la mosquitera sobre su cabeza, se reclino dejándome ver su precioso trasero, así como la belleza de su sexualidad, sus labios, rojos y abultados, además de expuestos tras el ultimo rasurado, resultaban de un apetitoso sin igual, se me hacia agua la boca y los instintos animales volvían a latir en mi.


- De veras te vas a ir y dejarme así? – comento Philippe señalando su nuevamente abultada entrepierna
- Claro... así me buscaras dentro de poco....

Girándose sobre la puerta del baño, llevándose la mano hacia sus labios, para lanzarme un cálido y largo beso, su amplia sonrisa fue lo ultimo que vi tras desaparecer en su interior, era pura magia y me tenia completamente enamorado. Mientras me dirigía hacia la planta baja, relajaba mi vista con la fantástica panorámica que tenia ante mi, un instante después olí un familiar olor a incienso, un olor único que hacia demasiado tiempo no había podido disfrutar, y lo ultimo que podía imaginar era que Bianca, tras tanto tiempo estuviese nuevamente en nuestro hogar, bajando precipitadamente los grandes escalones, me la encontré sonriente disfrutando de una taza de café, reclinando la silla sobre la pared, dejando ver sus dos majestuosas piernas, coronadas por un pequeño pantalón blanco y su firme y poderoso vientre, disimulado por una camiseta raida, sus pechos, parecían mayores que nunca, apretaban la camisa dejando poco lugar a la imaginación, cuando por fin llegue a su cara, tenia la misma maliciosa sonrisa de siempre y los rizos de su pelo, se extendían mas allá de lo que nunca vi....evidentemente quede con cara de lelo
- Vaya manera de recibir a las amigas.... – soltó mientras saltaba sobre mi......


Wald Elfi






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miércoles, 7 de enero de 2015

La Calidez. Parte 2

Ver Parte 1


- Philippe!!  - exclame mientras un escalofrió turbador recorría mi columna vertebral, descargando contra mi cerebro a una intensidad que aun sigo sin poder explicar, todos mis pensamientos emitían un erotismo arrollador, rara vez dejaba mi mente volar con tal magnitud, solía ser contenida, la parte racional de la pareja, pero esta vez era diferente, podía verlo desnudo junto a mi, saboreando los placeres mas sublimes de mi cuerpo, podía sentirlo en mi, a pesar de que aun no existiese contacto entre nosotros, la calidez interior sobrepasaba los limites de mi creciente imaginación....

Se acerco hacia mi, en los que me parecieron los segundos mas largos de mi vida, podía verlo caminar pero mi percepción era de una tremenda lentitud, cada paso suyo parecía una eternidad, los escasos metros que nos separaban se convirtieron en una maratón interminable, donde la única meta posible era acabar en sus brazos, esos brazos que tantas veces me habían abrazado, fundiéndonos ambos en un baile hacia la plenitud, mas relacionado con lo emocional que con lo carnal, sentirme rodeada por el era mi momento de desconexión, ese instante de seguridad que te hace olvidar todo lo cotidiano. El momento anhelado llego no sin antes esbozar una amplia sonrisa, seguida de un comentario que me devolvió directa a la realidad....

- Pero que haces desnuda mujer? Acaso olvidaste donde estas? – apunto Philippe mientras no podía evitar un brillo especial en sus ojos y una sonrisa que dejaba ver hasta el ultimo de sus dientes
- Estaba sola....hacia demasiado calor....y sin pensarlo dos veces.... decidí darme una buena ducha... – le conteste mientras sentía como el sofoco de mi cuerpo proseguía en aumento.... cuando por fin lo sentí llegar hasta mi y conectar sus labios con los míos, disfrute del que seria el primer orgasmo de la noche, fue algo explosivo, un sonoro jadeo salió de mi garganta ahogándose en el interior de su boca...jamás, podría haber supuesto algo así, no se si el encuentro con Dudu y su virilidad, la aparición de Regina con su magnetismo o la llegada de mi amor Philippe...pero pude sentir como de mi interior, se derramaba entre mis labios en dirección hacia mis piernas buscando llegar a tierra, un caudal de cálido flujo que nunca había visto salir de mi.. algo me decía que era una noche especial y que todo ya era diferente ....


Aruna era una mujer explosiva, el destino le había reservado un cuerpo sensual como en muy rara ocasión tuve la fortuna de ver otro igual, verla mostrando todos sus encantos, saboreando cada gota que se derramaba por su cuerpo, disfrutando con el calor tropical, me hacia sentir lleno de vida, a pesar de estar la noche entrante, una inmensa luna apuntaba tras las colinas, rápidamente la luz volvía a ganar los dominios dejados por el sol, pero la temperatura invitaba a relajarse y disfrutar de los placeres que la naturaleza nos brindaba.

Los primeros rayos de luna empezaban a posarse sobre su cabeza, el agua brillaba a su alrededor, creando un espectáculo de luces y brillos que ni el mejor cabaret podría organizar, el golpeo del agua sobre su piel creaba cientos de lentejuelas parpadeantes, que comenzaban a formar un traje de noche sobre su piel, el avance de la luna sobre el cielo me comenzaba a mostrar su fino cuello...sus hombros seductores... podía ver como su mano izquierda masajeaba sus grandes pechos y bajando sobre su vientre acariciaba profusamente en el interior de sus piernas.... esas largas piernas que tantas veces había recorrido con mis labios en busca de su sexo... se la veía espectacular, seria fantástico ver su rostro al verme llegar....

Baje lentamente la escalera de piedra, quería saborear cada instante, grabar en mi recuerdo su imagen, no seria demasiado complicado una escena así no se ve todos los días, y menos de manos de tu mujer. Cuando llegue a los últimos escalones , en el momento que la llame por su nombre todo su ser se sobresalto, evidentemente no se percato de que alguien bajaba las escaleras, estaba completamente ensimismada, sumergida en el mas profundo de los placeres.... pasado el sobresalto inicial exclamo mi nombre con una inusitada alegría. Me acerque hacia ella rápidamente, deseaba tenerla entre mis brazos, fundir mis labios con los suyos, amasar su cuerpo entre mis manos, poseerla allí mismo, haciéndonos uno solo con el universo. En cuestión de segundos, mi sexualidad tomaba el control de la situación, pretendiendo llevarnos a los dos a un goce solo al alcance de dos cuerpos pasionales.

La rodee completamente, mientras le preguntaba como era posible que la encontrase así, no podía creerlo, no estábamos en nuestro país, aquí las normas son diferentes, nada de topless y mucho menos nada de nudismo, pero evidentemente en aquel lugar y a esa hora nadie andaría por allí, mucho menos coincidiendo con la fiesta de la luna llena... precisamente esa fue su respuesta... ella pensaba que era imposible que nadie andase por allí en ese momento, e de reconocer que mi primera intención no era ir hacia la playa, pero conociendo su apatía ante las grandes eventos sociales, decidí antes de ir al pueblo, pasarme a ver si estaba aun en la playa. No puedo decir si fue la alegría de verme ante ella o si simplemente disfrutaba con un momento de conexión personal, pero tras posar mis labios sobre los suyos pude sentir como su vientre se convulsionaba y rozaba su vagina contra mi pierna, en un frenético y corto vaivén que le produjo de forma súbita el mas sonado orgasmo que junto a mi había disfrutado, era una diosa del sexo que ante mi se mostraba plena y dominante...tras separar nuestras bocas pude mirarla a los ojos, una llama de fuego se vislumbraba, era una Aruna nueva, modificada.. podía sentir toda su pasión que levantaba irremediablemente mi mas que nunca erecto pene, en ese preciso momento fui consciente de que no estábamos tan solo como creíamos, una pareja de esculturales cuerpos se acercaban hacia nosotros, mostrando una familiaridad para mi inesperada.

- Hola Aruna, veo que encontraste compañía...es lo que tienen estos lugares, nunca están tan solitarios como imaginamos.... Por cierto nosotros somos Regina, a sus pies – dijo aquella mujer despampánate, mientras realizaba una burlesca reverencia de cabeza y cuerpo ante mi, mostrándome sus mas que generosos atributos, reservados de la vista ajena por un minúsculo y casi transparente bikini– y Dudu, mi inseparable compañero – mientras el me extendía una mano fraternal, pensaba yo en ese momento
- Philippe, un placer conoceros, al parecer a mi esposa ya la conocen...
- Esposa? Eso que es? – dijo Regina mostrando una clara ironía
- Nada mujer una forma de hablar – le respondí cordialmente
- Si, a decir verdad nos acabamos de conocer, Dudu y yo solemos venir siempre la noche de luna llena a este lugar, el estaba esperando mi llegada, cuando conoció a Aruna, una diosa con forma humana – mientras le guiñaba un ojo a mi mujer  y le tiraba un beso – que a resultado un verdadero placer encontrar.
- Anda mujer, tampoco a sido para tanto – comento mi mujer pretendiendo quitar hierro al asunto
- Pues será hora de que empiece a ser

En el preciso momento que pronuncio la ultima palabra Regina se giro sobre el musculado torso de Dudu, si Regina era una explosiva ninfa sexual, el cuerpo de el era de un verdadero adonis, enlazando una serie de rápidos movimientos ella se encontraba completamente subida en el, rodeando la cintura con las piernas, apretando fuertemente su vientre contra los fornidos abdominales de el y parte de sus pectorales, comenzó a darle una serie de suaves y delicados besos por todo su rostro.  Por debajo de Regina se podía ver claramente, como el exhibía con todo su esplendor, algo sobrehumano, que pugnaba por golpear el tremendo trasero que poseía su mujer, que se tragaba entre dos nalgas inmensas y elevadas un escueto tanga, coronados por un ligero volante que daba a la escena sin duda un toque mucho mas provocativo...mire el rostro de mi mujer, como repasaba una y otra vez la inesperada visión que tenia ante sus ojos, como sus pechos palpitaban de excitación y como su mano comenzaba a recorrer mi espalda en dirección hacia mis glúteos, al llegar a mi bañador volvió su cara hacia mi, y me soltó un beso lleno de amor y mas pasión de la que yo recordaba. Su lengua empezó un juego dentro de mi boca, rozando cada parte en un movimiento casi penetrante, que elevo mas aun el grosor de mi pene erecto, mostrando la mas picara de sus sonrisas comenzó un descenso evocador, se detuvo a morder mi cuello, mis pezones, volvía rápidamente hacia arriba queriendo arrancar un pedazo de mis labios tras comer mi boca, para a continuación volver en un sube y baja delirante. Una vez sus manos descansaron ambas sobre mi prenda, comenzaron a tirar de ellas hacia abajo queriendo liberar mi miembro en un frenesí sexual.  Me sorprendió cuando tras liberar mis partes erógenas lo primero que hizo fue agarrar mis testículos con sus manos en forma de cuenco y tras elevarlos y masajearlos firmemente comenzó a absorberlos y casi morderlos...podía sentir sus dientes jugueteando con mi intimidad y sentía que quería explotar, deseaba soltarlo todo sobre su cara, sus pechos ...levantando la vista pude observar como Regina comenzaba un lento sube y baja sobre los brazos de Dudu, su parte baja del bikini había desaparecido y con ella la bestialidad que tenia el entre las piernas, era increíble por que a pesar de su poderío ella no debía de medir mas de un metro sesenta, y el era bastante mas grande que yo, debería rozar casi los dos metros, parecía una muñeca en brazos un gigante que se convulsionaba como si quisiera escapar elevándose hacia los cielos.
Baje nuevamente la vista hacia Aruna, estaba bellísima, los reflejos del agua magnetizados por la luna llena agudizaban los destellos rojizos de su cabello, si seguía de esa forma no podría contenerme por mucho tiempo, se aferraba a mi dándome tal placer que estalle, liberando toda mi presión sobre la piedra, sentía como seguía vibrando a pesar de semejante explosión sexual. Una vez Aruna se levanto junto a mi nuestro abrazo nos llevo a un estado sin igual, nuestro momento de paz acabo justo cuando Regina, cabalgando cual amazonas sobre los lomos de su caballo, disfrutaba con un orgasmo celestial, y su apuesto Dudu emitía un gruñido casi gutural justo en el momento de llegar al mas profundo clímax. 
Nuestras cuatro almas quedaron en ese momento unidas por una mirada cómplice, donde semejantes se reconocieron entre ellas. Tras unas risas tímidas y algún comentario granuja, decidimos los cuatro tomar un placido baño, bajo el influjo de la luna llena, que coqueta se refleja sobre un mar ahora totalmente en calma.





Wald Elfi